Senorita Paulina Salgar de Ia Guadra REVJSTA AZUL ~ SEPTIE IHRE 2 : 1919 REPU}lLICA DE COLOMBIA REVISTf\. f\ZUL DIRIGIDA POR JUAN y CARLO·S~LOZ~NO Y LOZANO SERIE I-BOGOTA, SEPTIIblBRE 28 DE 1!)1!)-~·W::\IEROS 2 Y 3 El hi£pano-amsriGanismo Que Ia idea .se coJaque siempre en un terreno· trascendenlal y que se empine en el para gritar que· es buena. · · Que el hispano-ani~ricanism0, erguido sabre· Hispanq-America, r~gite su brazo dirigente, y entusiasme, como una trompeta, Ia n:z, para decir que· es necesario y noble y 3barcante. La Revisla Azul, que piensa hacer labor literaria· y racial, me invila para que diga algo sohre el hispano- amEricanismo desde sus columnas. Yoy a hablar de este b'tpico desde Ia gran altura a que Ia idea me ha llevado. . Cuando he querido hablar de algo que trascienda a Gloria, he hahlado de los hispano-americanistas y de su propagandn en favor d~ una idealidad1 considerada como irrealizable, en estos tiempos en· que los pancistas, nadando en el mar de Ia vida, han levantado c.Jn sus brazos carnosos una ola imponderable de loro practicismo. Por fortuna se lacilita Ia tarea emprendida por aquellos, pursto que poco a poco se accntita en Ia colec1ividad espaiiola yen las de America, un dese() 28 no disimulado de acercarse a sus hermanas de sangre y emulas en glorias. Lo que en su comienzo fue atribuido a romanti· cismo agudo y a ensonaci6n ineficaz, tiene en esto~ momentos un gr.an significado, y ya el hispano-americanismo merrce contarse entre las Ideas de Ia humanidad. Con una tenacidad muy digna de encomio e imitaci6n, los hombres que se consideran suficientes, por su lalento o su ardor. p~na aynd~u n moldear en Ia Idea . el conlorno duro de lo realizable, diluido entre Ia '"vaguedad de Ia utopia, se han impuesto esa tarea. capitaneados por una rspecie de Ap6stoles de apellidos sonoros: Altamira, Ugarte, Labra, y no sc cuantos mils. Para poder trabajar al lado de esos obreros se necesitan sanidad corporal y fortaleza espiritual parque de Ia convergencia de estos dos elementos en una persona resulta el Uptimista y sin esta condicion no se ayuda si:1o que se ~storba. Es reciente Ia inicialiva de hacificar los esfuerzo_ s aislados, por medio de asociaciones de hispano. americanistas. Este aiio se han eslablecido dos muy importantes en Madrid: Ia «Sociedad de J6ven£'s Hispano-americanistas», enc3bezada por Altamira y secundada por intelectuales, comerciantes, periodis· tas y oradores de apreciable valor; y Ia ((Union Par . lamentaria hispano-americana» de que es Yicepresidenle don Augusto Barcia, establecida con loables fines. Cnando esas corporaciones hayan mamado todo el vigor de Ia Idea que las reune, y cuando emanen eficacia del talento y entusiasmo colectivo, cuando en todos estos paisP.s existan agrupaciones analogas; cuando se haga coherente Ia tarea de todas; cu·lndo un· hilo simp3 tico delicado las vincule haciendolas vibrar a un mismo compas, lograremos Ia eficiencia del esfuerzo ·homogcneo, Jlegaremos a consignar, no 29 como accidente sino como esencia de nuestras actitudes internacionales, Ia Idea· hispano-americanista que engrandece al pequefio y levanta al caido; conseguido esto i1ltimo, nos afianzaremos en los Andes para .esperar a los enemigos, par poderosos que sean y aun cuando desciendan, aullantes, del Norte. AUGUSTO RAMIREZ 1\IORENO En Ia cascada de Ia ninfa A Leon Cano Grata sabre la roca loca ondeaba la plata de $US cabellos la ninfa ,qracil, Y sus destellos eran el iris que iluminaba las raudas ondas multicolores de vue/a facil. Himno trinante, cambianle y fino se d~sflecaba; mzisicas rapidas, despedazadas ardian a vuelo; brillanle escala sorwramente se armonizaba como ignorado y ambicionado calido anhelo. Cantaba a golpe riente y rompienle crista/ sonora, saltaba en chispas que repicaban el nuevo cora Y se quebraba convulsa y plena de su alegria .... •... Jlientras del hondo fonda de mi alma baialladora salia incolora, torpe. brillante por lo insonora, la lriste nota~ que flota rota, de mi elegia. LEON DE GASEY.RA 30 ,J · . •. ·Luis de Hcrndia es uno de los poetas mrjicanos mas-exquisites del actu·1Lgrupo de ndolescentes Jiricos. L:J riqueza romantica de ~ste artista nos s~ra donada en gran parte en un:Jibro d~ muy proxim:t publicacion. Ofrecernos dos sonet~ s ineditos de este joven desconocido entre nosotros: Y tu mentiste.... :. ·~·;/~( Jlanlo? 1,Para que? 11/ejor yo a_preso mi anguslia y la deshago en versos fuzos. Este dolor en todos los caminos sufre quien guarda Ia impiedad de un beso. Ttl. me amaste qui:li, y en el e.Lceso que fugazmente zudo nuestros destinos, hubo halagos lraidores y felinos -que malaron las ansias de~ regreso. Yo con dolor no espero que Ia tarde bajo sus pliegues silenciosos guarde para nosotros una sola brisa: Porque yo te negue lo que sentia, y !lt mentiste como yo mentia cuando mi pena converli en sonrisa. Fue solo un cuento ·/llo volvere jamas. ltfurio Ia risa que dio a mi corazon Ia primavera, Y como se que el viento mwca espera, me acojo a la inconstancia de fa brisa. El derecho torrecin que martiriza con su gesto feudal mi sementera; opone su desden a Ia quimera .· que mi dolor cobarde az'zn idealiza. l' asi anuindote voy callado y lri~le. pensando en esa union que ya no existe para lu gloria y para mi tormento. 1' cuando el alma tu recuerdo eLJoca para ?lvidar Ia angustia que provoca ' me dtgo_ que tu amor fize solo un cuento. LUIS DE HEREDIA :Jt Senor Genera\ Venu~Uano Garrjas estreclws del sal~~m. que un neroplano muy nt>gro, muy hermosa y potente, se aleja· ba poco a poco y. sinli6 en su almila una extraiia conmoci•'•n: era que n:oria Ia idtima de sus ilusiones infanhles....... PABLO DE ACUNA finette De Cue11fos R(ljos -Kian-lung no supn de Ins secretas la-xitudes -del Oporto; de lo contrario el imperial versificador de Ia China lo hubiera ensalzado en sus magistrales poemas. Tras este salmo, el-mi amigo-apur6 Ia terce· ra parte de una nueva copa, que podia ser Ia duode· cima de Ia tarde. El Cafe hormi<:rueaba; tal cual vez una nota de cristal anunciaba q~e una copa habia sido arrojada violentamente contra cJ pavimento. ' El habia permanecido un rato en silencio, como reconstruyendo situaciones; el interes del cortado relato habia apagado el cigarro entre sus ded_os, y, al aproximarle Ia cerilla enrendida para reav1var Ia candela, sus ojos brillar. n extraiiamente como los de un febricitante. Luego contini10: 36 -Yeras : asi Begue aquella tarde a casa de Finetle: lleno el animo de todos los mas absurdos proposilos que pueden engendrar Jos celos del hombre; nunca el deseo de Ia crueldad habia poseido tan intensamente mi espiritu; en uno de mis bolsillos reposaban los esqueletos de sus flares, su retrato, sus bucles perfumados, sus billetes de amor ..••..• Era prr.ciso que todo terminara; mi inmenso orgullo de hombre se encontraba ofendido y era necesario vcngarlo; vengarlo par encima de todo, por encima de mi, por encima de ella, par encima del amor volcanico, gigante en que ardia mi juventud, avida de pasiones violentas. . . Presentia sus disculpa~, las mentidas j ustifica-~ ciones que. estan t!D boca de toda rnujer; y sabia ' tambien que estaria dispuesh• a llevar las cosas basta el final por el placer de reanudarlas. Y Finette estaba aquella tarde mas bella que Ia noche anterior, cuando en el palco del teatro escu chaba complacida las galantes declaraciones de su amigo. Desde el instante de mi indiferente saludo se posesion6 de su papel; tambien las mujeres tienen un poco de orgullo. l\Iis primeras frases salieron secas, ironicas, co mo para una persona a quien se ve por Ia segunda ocasion. Le rechace de antemano sus ~xcusas, ne· gandole el derecho para ello y evitandole el esfuerzo. de invencion que le ocasionaria. Y aquella flor de mentira permaneci1) indescon certable, ostentando una vana fiereza, como si fuera el sea· mas inocente de Ia tierra. Minti6 tan natural .Y descaradamente, que lleg6 a convcncerse de su pro pia inocencia; cualquiera hubiera pensado que Ia ingenuidad misma hablaha por boca de Finette. La facilidad con que urdia sus disculpas exas per6 mi indignacion; y entonces, irguiendome, con Ia poscsi6n plena de Ia superioridad del var6n, Ia in crepe, Ia desmenti, Ia humilJe como un scr cual quiera. i\Iis palabras salieron amargas, duras, des garradoras, empapadas en la terrible crueJdad de que estaba lleno mi pecho; cada vcz era mits vehe· mente y cada vez mas sanguinaria; cada lrase era un dardo que se iba a clavar certeramente en el co r~z?n de Finette en el :punto preciso a donde yo lo dtngia; y a cada palabra de humillaci6n mi espiritu daba un · vuelco de criminal complacencia. La fiera s()to deja de serlo ante Ja Hera; y aque Ha mujcr por vez primera cedi<) su orguiJo ante una altivez rna~ grande. Cuando, tras de mis ultimas frases me disponla a abandonar Ia sala de nuestra entrevista, Finette, ·con los beJJos ojos humedecidos, como :os de una Dona de las Angustias, y los turgentes senos palpitantes de amarga inquietud, se lanz:, hacia mi como presa de una Jocura inusitada; tom6 mi rna no entre las suyas, y antes de que yo pudiera darme cuenta de su intencion, aquellos Iabios de roc;a fresca, aqueJios labios intocados por cuyo ieve contacfo con los 38 mios hubiera dado una vida, aquellos Iabios de mujer joven que Umtos desprecios habian regado sabre Ia vida de tantos, se posaron en un fervido momenta sobre mi mano, sobre esa mano que acababa de crisparse al fulminar el peso de mi c6lera insaciable. Fue el beso de la esclava sobre la mano del amo. La esccna de Magda!a se repiti~ y, ante Ia ausencia de las palabras solo se alcanzo a percibir que se alej~ba esta: Perdon ! ....... r Su eco se esfum6 entre los cortinajes.... .... o se perdio por entre los stores.... Despues? ...••..• Bajo las altas cornizas decoradas, por todos los angulos de la sala se repiti6 el sonido inconfundible de Ia caricia inefable....... En su Joca fiebre habia desgrenado mis cabellos, SUS mallOS inquietas decian todo }o que Sll bo-a ca callaba, y al deslizarse sabre mi cabeza parecian experimenta r una fruicion felina, pues sus ojos mi·raban ozonizados; cada vez que sus dedos penetrando al traves de mis cabellos los opr~mian, los revolvian, los desencrespaban, llevandoselos a veces prendidos en Ia montura de !as sortijas. Su delirio aumentaba, y su cuerpo, olowso a Heno de Pravia, se agitaba a mi lado, bajo Ia seda atormentadora del truje, con todas las inquietudes de una sierpe herida. Su ardor habia desarmado mi orgullo; mas lo inusitado del cambio de Finette y su primera cari cia, me habian aturdido, basta dejarme mohino y anonadudo, sin palabras y sin pensamieatos, como en un rata de Xirvana. En un minuto de fiereza habra logrado lo que no habia sido posible en un af10 de tcrnura; hundir Ia \'anidad basta el penMn, p::>slrar Ia frialdad basta las H1grimas, recibir un beso de esclava de quien hubiera esclavizado a! mundo par una mirada de reinn. Aun temblaba el di\·an bajo el estremecimiento de In pasit)n. ~lis ojos se tornnron bacia los de Fi 39 nelte y p~r un momenta beb~eron en aquellos pozos de augustta, en aquellas puptlas en blanco! Y enlonces pense ....... pude pensar, al fin para ·su mal, que aquel abandono de su belleza era tal . vez una nueva forma de su falacia! l\lire nuevamen. te. ~n. sus pupilas y odie sus lagrimas, y maldije sus · cal'lflas y sus manos y sus. cabellos y su boca y su perfume y sus sortijas y Ia sed a de su traj e. Senti · el cdio profunda. de Ia mas grande ofensa! Pense increparla d~ nuevo, arrojarle a los oidos las frases mas Sailgrientas que el Jenguaje humano hubiera inventado. Mas era tan arrollador el peso a mi indignacion, que las palabras murieron agobiadas antes de brotar a los Jabios. Entonces, no se que hado canibalesco sugirib mi venganza: como poseido del mismo deli rio de Finette, tome sus manos y devol vi sus caricias; besc sus brazos y sus hombros y su cuello y el rosado desprendimiento de sus senos calientes. En aquel momenta Ia arne y Ia odie tanto como nunca antes y como nunca despues ....... nmor y odio incontenibles. ambos, que en espantable consordo iban a hacer · brotar Ia flor de Ia crueldad. Mi boca temblando de er:10cion buscc'• Ia suya, Y una y otra ardieron Jargamente como dos brasns ; que se juntan en el corazon de una misma hogueral Despues, como si se tratara de una fruta madura,. inqnc mis dientes en aqueHos , Jabios deliciosos con Ia inenar1'3 ble delectacion que hubiera experimenta do un Yampiro. . Finette no dio mas que un leve · gem1do de dolor; mas Ia implacable mordida sigui6 hacienda. hrota1· Ia sangre impiamente: primero se l!urpuraron mis labios, lue;;o corrio, como una s~rp1~nte ro ja sobre su cuellv rodeando Ia delicada barbdla, un hilo penetro en su seno por entre.e~ dcscote ~e Ia hlusa y otro fue a caer sobre el d1van. empapo los. ccjinc~ y sigui6 rod luclzas del Pensamiento, rindi6 salud y diclw, prosperidad y calma: pidi6 a Ia noche asilo; j'orj6 su espada en ella; midio el abismo ciego de szz orfandad sin playa:; . ........... .... ........ ........ .... .................. ....········................ En alguna ocasion quizo Ia Academia Nacional de Ia Lengua tr:o~erlo a Ia gravedad de su seno, y Fa. rina con el terror que no tenia Dario De las Academias, i Libranos, Seizor! 53 hizo en formal negativa feliz escapatoria de toda asociaci.) n reglamentaria. Farina es un rebelde. «Mas que sus preceas de artifice magnifico, de· cia LE>gris en Panida, mucho mas valen sn rebeldia de incomprendido y Ia oscuridad que-para los mas--hay en Ia mayor y acaso mejor parte de su obra; oscuridad encantadora que lo libra de ser un poeta popular». Entre ~us libros recordamos Pliginas locas, Crisalidas, Modernas y Plantas de pan. Todas son obras de juventud y hoy desgraciadamente agotadas. Pero Farina esta en todo su vigor; sc',lo cuenta cuarenta y cuatro aiios y el amor le ha enseiiado a vivir suavemente. La cosecha futura de sus versos sera magnifica y acaso no se haga esperar mucho. RAFAEL .JARA~ll LLO ARANGO Verlainc converso A Fray Amado, poeta El enano lascivo que murio, fuc gigante baio la Piedra negra. Una llada amorosa bajo Ia Piedra negra lo lransformo en diamante. -Un diamanle que fuese blanco como una rosa. Como una rosa blanca y yerla; semejanle -a las temzes blancuras de Ia helenica /Jiosa, o al lejano esfumino conque una alba radiosa -amortigua el orie nle de una eslrella flagrante. d ••• y Sll c.uerpo ya ex/zausfo ( ... fue el genii/ visionariO' e un eqmvoco ensuefw? .... ) con amor se rendia . a Ia =arza bendita y a Ia lzez del Calvaria. ~E.ntonce .el bello cisne de Zeus enmudecia . atonzto, y ellwmo surgio del incensario conw una polvareda de terror ....... · . Nacio el dia). · AllEL FARINA i Herman as mias! Ester En las horas amc:rgas de mi vida (;de q-~.zien, sino de li, fue mi amargura? (; l' quien supo curar con nuis dulzura los sangrientos rebordes de mi lzerida? ;,Quien comparlio conmigo la escondida felicidad de la primer terrwra? ;,Quien bendijo mi sed cuando era pma y quien me Ia an·anco, si era mentida? TLi, mi hermana maynr, dulce tesoro que en mi ruindad 11 en mi do.'or invoco~ fli, que en mi carmen taciturno brillas. Demosirarte no se cwinto le adoro ya que besarle Ia s·Jndalia es poco y es muy poco cantarle de rodillas! 55 ·Lucia Sobre /u {rente virgiiw1, ilermana,' ·· 1 se complace Ia lu:: en ser divino, y a Iraves de tu." labios se ·adivina el poem a ideal de Ia. mq.ilana . .LVo se que dulce placide:: em~wa de Ius manos de rosa alejandrina, pero a su !eve /acto cada espina se perjimza~ suavi:a y eligalana. Es mi amor, lzermanila, tan ardienle que pido a Dios con insislenda loca satisjaga el mayor de mis anlojos: lencr en el placer fi·enfe tu {rente, en el dolor ltl boca entre mi baca · y en fa muerle Ius manos en mis ojos. JUAN LOZANO Y LOZANO DB mi Gortijo , Del llbro en prep.aracion ''Turris Eburaea En Ia cosecha Hay en el 'valle bris?s oloiiales prefzadas de dulzuras u de ensneiios, !J en los blnncos tu_qurios riberelios luce el presligio de los pavos reales. En ei jan/in florecen los rosales con [a vaga inconciencia de los sueiios y remecen los vienlos oct:zbrefios ena/ marejadas de oro, los lrigales. 56 En el /agar hacinanse las twas, suena amores Ia virgen campesina, fermenta el moslo en las olienles cubas. r en media de sus /zijus, junto al fuego, cuenla el viejo feliz de faz celrina hislorias del corlijJ so!ariego. El dorningo Florece en Ia campiiia Ia alborada con el grato frescor de llll asfodelo, duerme min rn el valle Ia vacada, lloran min estrellas en el cielo. la en el pueblo sono Ia cameanada del alba, man.mmcnle, como un duelo, y se escucha el perdido rilornelo del organo en la paz de Ia caiiada. Duerme el mas/in en Ia polvosa puerta zm sueiio, del que sOlo lo despierta Ia lonada genial del gallinero. Y cual banda de pardas golondrinas a misa van las bel/as campesinas veslidas con su lraje dominguero. · CAM!LO BARRERA vARGAS CONDICIONES Valor del ejemplar . .... t 0 05 .Serie de seis ml.meros. ·.. , • 0 30 Se 11ende en Ia Agencia de Ia Prensa, calle 14. Dirigir Ia correspondencia a Ia carrera 12, numero 294 ESTE NUMERO DOBLE VALE 10 CENTAVOS