• REFUTAOIOH' 


• 


ARREGLO DEL EJERCITO, 



lllN1STRO DE lA GUElllU 


Por J. 0 . 


.. 



iUEXICO: 

lmp1·cnta de In Equidad, cnllc de la Canon N\1m. ~ 1>, dirigida par Jo•quin 
J, Lazo de la Yega . 

19~9. 


REFUTACION AL "PROYECTO 

!RREGLO DEL EJERCITO, 



MINISTRO DE LA GUERRA DE LA l\EPUBLICA MEXICANA " 

I al formar el proyecto en cuestion hubiese llevndo una 
1nira noble el actual seiior ministro de la gnerra, nos 
ll!fM~oilO' hubieramos tal vez dispensado de combatirlo, y le ha1.
ir.anios a(!radecido ~11s tareas, aun cuando ellas no produjesc11 
el resnltado que se rlesea; pero cuando con el pretexto d.e nrreglar 
so intent:i de~truir; cuando los dias de gloria que el ejerciro 
mexicano ha da1!0 a sn patr;a, se hacen aparecer ante el 
mundo como de orrobio y de ignominia; cnando los mismos 
hombJes que quiza rn11 el origen de todas nuestras desgracias 
eu la ,illti rna gnerra extrangcrn, se atreven a inculparlo, supo




t1i~11dolu origen <lit 10:1 tri~te~ resultadoa que lamenlamo~. lliJ 
·podemos presciodjr de hucer lu.s mas just as observacione,s en ob, 
sequin de ese m1sn10 ejercito, qne siempre ha sido' el objeto 
constunte de .nue_stros desvelos, porque ,es · compuesto de "mexicanos; 
porque nos ha dudu independencia y lihertad; y pnrq,
ue, en fin, sus gl9rias s<Jn !us de esta µatria infortunada, digna 
de nueslra veneracion. y respetn. 

Comienza el ,s~fior ministro.sn cua.de1:n-o <;on 11na adverte11eia 
en q11e expres;;i: qne antes 'qne vi0ra la Juz publica el estatuto 
dd Sr. general Herrera, tenia casi concluido su proyecto. 
que publicab11 siu pretensiones de ninguna especie. Si esto 
es asi, i,COmo el mis mo seiior mini~tro en su impolitica int ro.due 
ion, ~e dirige iute~upestivan)e,nte a la augus.tu camara sin 
orqe!i del pr~sident.c de la 1Repul>lir.a, µroponiendo como inie'ativa 
de ley 1111 (lioy:ecto que esta en :r.iugrrn con el estatuto 
de este mag~strado, y que formo el Sr. Arista sin cons11ltar con 
nadie? 

La modest.ia ~el Sr. general Herrero, lo impuls6 a sujetar la 
obra, que con la mejor fe formara para el arreglo <lei ejercito, 

ii. la caligcucion de ~Hia junta de gen~rales distinguidos por su~ 
luces: la resolucion aun esta pendiet.te, y por lo mismo no era 
po~ible <]UC el presidenle ordenase aSU ministro elevase a111 
eumara diversa iniciativa sobre asunto de tal 111agnitud. iC6mq, 
pues, el Sr. Arista, faltundo a Ins consideraciones que debe 
al primt~r magistrado de In nacio11, se ha atrevido a dirigirse 
a las cama1 as nacionales a nombre del gobiernn, con el fin 
de que sn proyccto sea a probadll? He a qui al senor m.inistro 
<le I!\ guerra ejerciendo ,por si solo nn poder omnimodo, y al 
primer magistado de la Republica sufriendo pacientemente la 
trope!ia de un rninistro presuntuoso. 

"El general no deue ser tan amigo de su dictamen (dice un 
escrito1· militaJ), que pqr excusar el, age no, pase entre otros por 
eertidumbre de neeedad, lo quc seria en si presuncion de sabiduria." 


JU rey de una de aquellas viejas ;,,onarqutas, de .que.hace 
Wtfloion el rtipetido Sr. ministro, D. Felipe V, en real decret() 


Jc 11) de Ft:brcro 1.le 1715, ordeno al consejo que replicara a 
sus supremus rc<solur.i1111es siemprc que lo hallase por conveniente; 
pucs 11111nifit!Sla aquel s11berano, qnP, sus desco1:1 no eran 
otros, que los de cumplir religiosamente con los deberes del tro· 
no, procurando la felicidad de sus vasallo~. l\tla's nuestro actual 
ministro, c11nsiderando quiza c:iue tal condncta era lambien 
agena de las instituciones federales, no quiso seguir el ejemplo 
que n•Js dejo acp1el snbio monarca, ·y satisfecho de su propiu 
ohra, la presenl6 a la camarn de representantes, faltando a lo 

prevenido en el art. 52 de la Cnnstit u~ion. 

Prosigue el seiior 111i11 istro. al principio de su i11troduccion, 
cnlificandn de justas las declamaciones con que Jos enemigos 
del rjercilo lo suponen origen de nuestras_calamida'des publica•, 
por la ultima guerra· de invasion: jdesvergiienza inaudita! 

Si el ejercito mexir.ano no tuviese algunos generales, que 
sin equipages de 1111cntes de campaiia, y contra todas las raglas 
militarcs, atraves11sen rios caudaloscs µara destruir su 
propio cjercilo cu una imprudente batalla, quiza no hubieramos 
pordido esos 1n111ensos terrenos, que la codicia de nuestros 
enemigos nos han arrebatado. 

Una m:ll'ima de la gucrra manda (dice el gran Federico), 
d asegurar bien la retagum·dia y los flancos, y el rodear nl 
enemigo." Mas el Sr. Arista, al librar la suerte de! ejercito, 
y quiza tambien la de la Republica enr.era, en la batalla de Palo-
Alto, olvidnndo 6 ignorando este principio, sc con6 el mis. 
mo la retirada, poniendose en el caso de convertir el mas leve 
descalabro en una completa derrota. 

•'Todas las veces que hay rios que pasar (prosigue el mismo_ 
rey de Pru_sia) cs rn.enester cuidar de hacer atrincherar las dos 
cabezas de! puente, y de pone'r en ellas muchas tropas." iPractic6 
este indispensable deber el Sr. Arista? No: porque olvid6 
tambien que, segun la respetable opinion del mismo sabio autor, 
•'de todas las maniobras, la mas dificil, es el pasar en retirada 
un rio en prcsencia <lei enemigo." 

El uso de los pueotes de campaiia es tan antiguo, que Jerges, 
rey de Persia, para sojuzgar aIn Grecia, maud6 construir 


n 


(Jos el a~<1 de .ieo antes de J~sui:riatlo, para at.ravuar el He 


lesronto, hoy· estrecho de 101; Dardanelos. 

· Caligula, queriendo rivalizar :i Jerges y Aleja1ndro, construy6 

cm· el go]fq de Bay~s, en Pu'zzol, un magn\fico puente <le cam


pnf\a de gran iongit ud y ratitud, sobre navios nnido por SU po


Pft; c~tablecio ·sob re el salones sunt.uosos de refresco, fuente1 
de aglta dulc~ y se ilomino de tal manern en la8 nnches de 
los di11s que dtu6, que la luz reflejada por las aguas, daba tanta 
c!uridad, qne igualuba a la mitad del dia. El ejercit<> romano 
formo en vall11 ouando Ca:igula atravezo esla flntante calza<la. 
y de~puP.s hizo distrlb11ir gratificaciones n, us ml dados, quienci 
pnsnron en fiestas el re~10 del riia y dfl la noche. 

Lo~ espaiiole~, cnando sitiaron a Anvers en 1585, los ruso11 
en 1787 en el Dniepier; los in~leses en 1.814 en la embocadurn 
d" 'Ad nr. y Napoleon en sus camprrfias, han atravesa::lo rios 
cnnda~ows rnhre equipage:" de puentes de campaila, sin ,cuyo 
11odm·1J'O aux ilio aqnellos ejercitos no huhieran tenido la movilid::
td ne'ces;:ria parn las grandes empresas rnilitares, q11e acome:
ieron !'US ilu>trados capi,tanes. 

De aq11i ~e r'educc, qne ~in estnbleccr u11 puenle y fo rtificar 
ru cahr·.1!, jamns debio ave11turarsc el Sr. Arista a pasr.r co11 
>1U ('.i<:ri:itn :\ lo~i incnlto~ desiertos de la izquierda de! Bravo, 
Jh11de ilia n carecer ademas dP. tor!o humano rccurso. 

El ej1~r~i1onie'X icano, lleno de entusinsmn, se presento al fin 
en Lts i l::innrns da Pain-Alto; mas de cinco horns suf1.'i6 a pie 
firme el mortifero caiioneo de un enernign, a quien el general 
,Ari >ta drj o sin molesta1'lo, desplegar sus colunlnas, y fortificanie 
co;1 sns trenes de campana, y. no aprovc'cl1<) 1am-poro. 
-cr11Jl'J r!el>iera, cl valor incomparable de su trop:1, quP. solicita


h:i ilTIS;·o~a cargar a I" bayo1wta. No tuvo p rcsent.e entonceR 
est-e !!Cfo . qu;~ el ha::er nna de~cal'ga y cargar Ulu buyoneta, foe 
la tii(:ticn. que const a11temente.propnrcinn6 aFederico la v:c'
1ori11 ; ni la~. reroment!uciooes que sobrll este punto hacc el marquf'r. 
de Santn.Cruz, de lus cuales nos permitira el selior minisfrn_
le prc::.1:11tqnr:s Ins mas ncitable~. 
•·i>qr!-lt!a rci.)!rl gcnPrn I (d i(;c el 1n1~ncio1rndo nutqr]. va'.e mn• 


cnrgar quc 1er cargndo; pue1 w11 lo primero 11umP.nta.el ~trlt mi 
el {mimo de sus soldados, y disminuye el de hwchos de sua e11<1• 
migos, que viendolo ir a ellos, le di~curriran superior en fuerza8, 
aunque no lo sea.... Cesar, en su comentatio, cscribe: 
que el marchar contra los enemigos infonde cierto corage a las 
tropa~, a cuya expenencia pudieramos afi.ad ir la fl\ZON fisica, 
<le que el ffiOVimiento, calenllllldO la SllllgrP1 Jestierra lr.1 

aprehr'ttsione~.-Otru venl1.1ja de marcltar hacia los enemigo1, 
es. que los rnldados amigos se van dejando ntras, ya al ll)l)Mbnndo. 
ya al estropeado compaiiero, cuyo espectaculo y lamen10~ 
ayndaria11 poe11 a la constancia de los sanos." . 

El brigadier Makeuna, relativamente a este particular se expresa 
ti.sf: "El fuego debe usarse lo absoltLtamente ind1speu


1able para detener al enemigo, y para poder calcular su t'nerza, 
posicion y maniobra, las que deben ejecutarse: y en cuanto 
se ha conocido y fijado el punto mas debit 6 conveniente de su 
orden de batalla, cm·gai·le con la mayor velocirlad a la bayo11eta: 
en este impetuoso reencuentro, por lo comun uno de loa 
tlos partidos vnelvc la espaldn sin esperar al otro; porque los soldados 
sin armns defensivas, y estando vulnerables en todas las 
partes de su cuerpo, no es facil que puedan sostener el choque 
de las hayonetas, sin que sean rotas al inst ante. Delos dos, cl 

atacndo debe ser el fJUC ceda; 11orque los que a1acan, van pn1eidos 
de aquel valor y de aquel brio, que se exaltan con el calor 
del movimiento y de! ataque; y la idea de fuerza y superioridnrl 
que !es inspira su imaginacion, les hace perder de vista 
los horrores de! peligro, para no dejarlos ver mas que las 
pnlmns de la victoria, De estn ventaja moral y efectiva qna 
produce sucesqs felices, [ snplicamos la atencion de! senor rninistro]. 
carecen los que esperan a pie firme." 

Estus reglas solo tienen la excepcion de cuando el ejercito 
propio ocupa un puest.o 6 un terreno Yenta_joso, cuya cir~ 
cunstancia no tuvo el nuestro en los campos de Palo-Alto, 
M&!i si por razones que no est an anuestro nlcance, el gener1d 
.Arista no podia cargar a la bayoneta, iPOf que no liberto aIll 
tropa, tornando o1ra posicion, del 8acrificio de t ar di~zmacf111 

11in fru10 alguno? 


8 


~I resultado de tanta impericia ya lo virnos; e·I desaliento t 
ciertas especies cbntra la subordinacion que algunos gefe11 
propagaron cntre las filas de nuestro ejercito por miras ruines 
despues de la batalla, foero·n la causa de la dcsastrosa accion 
de la Resaca y de la i·etirada, que el ejercito practico hasta lrt 
ciuda'd (le Linares. El desorden y la confusion fueron en e~a 
marcha la triste cons~cnencia de la poca 6 ningnna ciencia de 
un general, que ahora. con tono mngistra-1, infama al mismu e


jercito que lo ha elevado a la cumbre de los honores, y aqnien 
debe Sil fortuna y su riqueza. 

Detallar minuciosamente todas !'as circunstancias de esta 
retr6gada marcha, seria ocupar anuestros I ectores en la lectur~ 
de un grueso vol{1men, y separarnos de! objeto principal 
de este escrito: por lo mismo,· solo invitamos al Sr. Arista qu~ 
nos manifieste, si para disporler la retirada tnvo siqu·iera pre• 
scntes las doctrinas de un autor muy conocido, y de las cuales 
expondremos brevemente el siguiente trozo. 

"Luego que el general vea la imposibilidad absoluta de restablecer 
la batal!a, todo sn cuidado y diligencia debc ser el 
prevenir, 6 evitar nna derrota total, acuyo efecto aprovechara 
el momento ·favorable de retirarse, y sean· los que fueren los 
primcros pasos. relr6grados, proeurara ganar con la mayo~ c6lerid 
ad, y en el mejor 6rden,·el desfiladero que habra tenido 
la pre1Jision de asegurar par.a todo evento antes de la batalla. 

''Fiualmente, no por haberse perdido un campo de batalla1 
se debe abandonar al enemigo toda una provincia, 6 retirarse 

'hasta el extremo de no poder tEJner notici'ls de) adversario, creyendose 
de este mod.o a.cubierto de SU 'persecucion, porque la 
distancia no propordona esta seguridad, sint> l~s buenas posi• 
ciones. En el primer caso se deja al enemigo nna plena libertad 
de hncer cuanto quiera, y un vasto campo de aprovecharse 
dEl su triunfo: yen el segundo ~e le detiene y ciiie, se le emba• 
tazan sus progresos, y algunas veces se le hace int'rtil la vic


tori3. 
Nos hcmos difun<licl~ en ~ste asuuto, para que se vea cuale~ 
han sido la! principales faltas estrategicas y de grl\n tatttica 


9 


qua el Sr. Arista cometi6 en aquel tiempo, y la injusticia enor


me con que culpa a un ejercito que no supo conservar, y que ha 

derramado su san'gre generosa en defensa de la patria. 

En el parrafo 5. 0 de su introduccion, propane el seii()r mi. 

nistro la supresion de las comandancias generales; y como su


primir, es segun el significado del Diccionario de la lengua 

castellana, "estinguir algunn plaza, empleo 6 dignidad," nort 

quedamos absortos, cuando en el titulo 4. 0 , articulo 16, vimos 

que se estabfecian ochG comandancias generales: de consiguien


te, la 'ta! supresion, ha quedado reducida aminorar SU numero, 
·y _por Jo mismo, prescindiremos de las observaciones que seria 
indispensable hacer, si en efecto fuesen abolidas. 

En el .mismo parrafo 9. 0 pretende el Sr. Arista convertir 
la clase militar en productiva, manifestando ''que es el ultima 
grado de adela.ntamiento a que ha podido llegar en nuestro si· 
glo, el patriotismo veriladeramente filosofico eilustrado." 

Los mejores ejercitos se han formaclo siempre, por el cuidad'o 
que las naciones han puesto en su instruccion:. en efecto, debe 
dedicarseles en tiempo de paz a marchas, maniobras y ejercicios 
de armas, ti la gimnastica, alos simulacros de carga:s, 
asaltos de fortalezas y construccion de estas; empleando tambien 
algun tiempo para la instruccion moral del soldado; esta. 
bleciendo en sus cuarteles clases de lectura, escritura y aritmetica; 
ensenando!es al mismo tiempo ]as obligaciones de SU 
clase, y las !eyes penales, para que no alegqen ignorancia eo 
las fallas 6 delitos que cometan. Si ii esta s6lida instruccion 
se agregan las guardias, las revistas y toda clase de scrvicio de 
armas, J,Como seria posible convertir a los soldados en clase 
productiva, como falsa y ridiculamente dice el seiior ministro, 
sc obscrva en otr:is naciones? · 

Los romanos solo en Ios prlm~ros tiempos despues de triurifar 
en el capitolit:>, volvian atomar el arado para dedicarse al 
cultivo de la tierra; pero no podra senalarnos el citado senor 
ninguna nacion que sostenga ejercitos permanentes, que los de· 
·dique al tajo, ala agricultura ni i. _las «rtes1 en tiempos de 

paz. 


10 


Augu3to, despues de stB victorias, conserv6 las legiones roma~ 
nas, creyendo que de ellas dependia la salud del imperio. Corn•· 
tantino poi: el contrario, las deshizo y despidi6 verificada que 
fue la paz, de lo qne provino la decadencia del poder romano: 
en los an tignos cuerpos de tropa9 se conserva mejor la disciplina 
militar, tan importante para el buen exito de las grandes 
empresas. No es posible que un cuerpo nuevo de tropas man


tenga la moderacion y constnncia quc se rcqnieren en las fa


tigas, ni el respeto y veneracion a sns gefes, que son las bases 

principales de los ejercitos. Por esta razon Luis XIV dispuso 

sus reglamentos de tal nwdo; que en tiempo de paz fuese cuan


do sus tropas se ejercitasen, disciplinasen y endureciesen,con lo 

cual consiguio que todos los principes de la Europa, le temie


sen y deseasen su alianza. . 

Lastir~a es que el actual senor ministro se manifieste tan 

olvidado de la historia, en este siglo verdaderamentejilos6fico 

eilustrado. 

La milicia, sin ser p1•oductiva, presta a sn patria los servicios 

mas eminentes que ninguna otra clase puede haccrle. "Es la 

milicia el escudo de la Jegislacion de las sociedades civiles, ya 

protegiendo, ya castigando la infraccion de la fe publica; al 

abrigo de las armas se practican \ibre y pacificamente las de


mas arte~; se cultivan las ciencias, prospera la agricultura y 

crece el comercio, ejercitaw:lose el arte militar en defensa de 

las demas virtudes, cubriendolas y amparandolas de todo in


sul to.'' 

Mas, si como es de presumirse, la idea de convertir ala cla· 

l!e militar en productiva foe sugerida al Sr. ministro por algun 

pobre Jicenciad<J, supJicamos aaquel senor, recuerde aSU ilus


tre consejero la manera con que se disponian las cosas en tiem


po de paz, para estar preparados a la defensa en el de guerra: lo 

·cual puede consultar en la ley 4. al tit. I. o, y la 3. c:! del titn· 

· lo 23 de la 2. al partida. 

Estas !eyes, aunque tendran Ja nulidad para el Sr. Arista de 

haber.sido hechas por el gefe supremo de una de aquellas vie


jas monarquias, el rey D. Alonso IX, son sin embargo en 11u 


11 


esencia un dechado de sabiduria, que solo los necios podran 
despreciarlas a titulo de ilustmcion y filosofia. 
Tambien sera el ultimo grado aqu~ l~a podido llegar en 
este siglo el patriotismo verdaderamente filos6fico e·ilustrado, 

el prevenir, como lo hace el Sr. Arista en su parrafo 7. 0, que 
Jos Estados cuiden de levantar libremente las tropas que necesiten, 
de mantenerlas y distribuirlas segun !es plazca; pues 
lo contrario cree el autor del proyecto, q ne es opuiisto ala independencia 
y soberania de aquellos. · · 

Nosotros pensab:imos, c1uiza eqnivocadam~nte, ·que los Estados, 
miembros todos de la Repiiblic:i mexicana, tienen el de-. 
ber sagrado que la constitucion les impone de con·currir a la 
defensa nacional, proporcionando al gobierno general, el c<rn· 
tingente de sangre y dinero, que debe sefial arseles segun su 
poblaeion y riqueza. No' persuadiamos tambien que un ejercito 
so!o debe tener un µ;ene rul y una sola linea de operaciones, 
segun nna maxima <le Napoleon; y que la unidad en el 
mando es absolutamente indispensable, como lo recomienda 
tanto la Ordenanza militar, para el concierto en las operaciones 
y la exactitud oon que tlebe mantenerse la disciplina de 
las tropas. 

Opuesta a las instituciones federates es en nuestro concepto, 
esa independencia absoluta, que ahora el Sr. ministro concede 
a los Estados, y muy couforme al sistema anarquico, que tan 
duros desengafios nos ha dado en la iiltima gnerra extrangera, 
en que las fuerzas de aquellos, i·eservcfodose para cuando fue. 
sen invadidos, abandonaron al Distrito federal en su contlicto, 
y foe en consecuencia victima del invasor. 

En el parraf.i 9. 0 de la precitada introduccion, el senor mi· 
nistro se espresa de la manera siguiente: "Tiempo es ya 
igualmente de hacer desaparecer de nuestra legislacion militar, 
esa estension de fuero, que si pudo ser util a las viejas monar. 
quias, cuyo estado constante fue la guerra por espacio de mu~ 
chos aiios, hoy no solamente es incompatible con el conocimiento 
que han a<lquirido los hombres de sus propios derechos, 
de lo justoydeloinjusto,dc Jo 1Hil ,y d,efo ~.lJper.f]po,{li'IW 

0 


1! 
que Se opone directamente a la ese1icia de las institucionu federales." 


'fa\ concepto parece ma11 bien espresado por algun famelic0 
abogado, que mira con sentimiento no poder obtener en la! 
causas civiles <le los militares, los honorarios que Jes correspondiera 
alos auditores de guerra, que por un general que debiera 
ester-mas impueslo en la historia nniversa\1 para no esponerse 
aerrar co~ lanta torpeza. 

No en vano cl emperador Alejandro Severo, pretendia que 
un general debia aconsejarse para tomar sus resoluciones, de 
algunas personas instruidas en la historia. En efecto, decir 
qua los fueros 6 privilegios se oponen directamente rl: la esencia 
de las instituciones fede1·ales, es manifestar la mas crasa ignorancia 
en la historia de las hpublicas antignas. 

La Grecia, tan eminente en los antiguos tiempo9 en guerre. 
ros ilustres, nos dej6 prodigiosos ejemplos de valor que imitar, 
por la estimacion que en ella merecian sus heroicos servir.ios, y 
por la justicia con que !es eran recompensados: llena esta la 
historia de aquella nacion de hechos que acreditan los lwnore11, 
privilegios, esenciones eindultos que se dispensaban alos valerosos 
capitanes, y esforzados soldados, que se distinguian ~en 
las batallas. Publiquen la estimacion queen Grecia merecia la 
ilustre profesion de las armas, las demostraciones religiosas con 
que se correspondia alos que habian muerlo en defensa de la 
patria, erigiendoles magnificos sepulcros, y elernizando su me


moria con elegantes y honrosas inscripciones, esr.ulpidns en los 
marmoles y en los bronces: el pueblo corria en tropas a e:sparcir 
sobre ellos fl.ores, quemaba perfumes, aplaudin sus heroicas 
acciones, y hacia inmortal su gloria y su fama con elogios funebres, 
pronunciados en piiblico, en medio de las augustas ceremonias 
rel igiosas. 

En Atenas, una ley [I] ordenaba se mantuviese de los fondos 
publii:os, a los que se inutilizaban en campaiia, estendien· 
dose esta,gracia alos padres e hijos de los que habiendo muer


' 

[4] Plut.!. Ill Solon pa1ri_ 96!. 

U ..CHJ · ----.. 

13 University of Texas 

to en aque!Ja, dejaban asus familias abandonadat'~~'hrJf§cubiertas 
de miseria. La republica como una 1nadre piadosa, sa 
l:onstituia generosamente en la obligacion de procurarles cuantos 
auxilios podian contribuir para hacer menos dolorosa la 
perdida de aquellos, que gustosos se habian sacrificado en su 

'defensa. 

iPodria darse mus acendrada gloria, ni esJ!>eranza mas lison


gera para las familias de Grecia, quc ver asegurada su subsis


tencia en el valor de sus gloriosos ascendientes? iPodian aca


110 deJar de producir maravillosos cfectos unos privilegios tan 

subf irnes, como cl ignos de unos ciudad'anos que sacrificaban sin 

repugnancia por fa patria, sus bienes, sus fomilias y hasta su 

propia existencia estimulados siempre de fa glqria, que es el re· 

sorte mas poderoso, para poner en movimiento el corazon del 

hombre, y hacerle intrepi<lo en los mayores riesgos? 

Sin tales estimulos no podria haberse seguido con exactitud 
aquella rigorosa ·ley de Esparta, que constituia aSUS tropas en 
la dura necesidad de veneer 6 morir antes qne rcndirse al enemigo, 
la .cua\ prodHjo el memorable ejemplo de los trescientos 
espnrciala's que disputaron, a costa de su sangrc, el paso de la 
Grecia en las Term6pilas, it los innumernbles ejercitos de Jer. 
jes, y otros hechos llenos de entusiasmo, que los elevaron al 
templo de la inmortalidad. 

Por estos propios incentivos de gloria y de honor, lleg6 Roma 
al grado de elevacion que ningnna rcpiiblica ha podido i~ualar. 
Las coronas tri11nfal, obsidional, mural, civica, naval y otras, 
eran los emplemas del valor y virtudes eminentes, de aquellos 
romanos qne sacrificaban gnstosos sus vidas por conseguirlos, 
sin embargo del bajo precio y estimacion que en si tenia lo ma· 
ter-ial d~ aquellos adornos, compuestos unicamente de la grama, 
del mirto, de la oliva, de! laurel y de otras fl.ores-. 

De esta manera se escitaba en aquella vepublica el valor de 
los soldados, que casi se puede asegurar que fueron otros tan· 
tos heroes, prontos aemprender los mas cruentos sacrificios en 
obsequio de una patria tan agradecida. 

Un ~logio dicho por el consul, en piiblico, bastaba para pre


57"51 f) 


14 


miar.J1 un romano, cuya intrepidez hnbia sido seiialadtt en algun 
com bate, produciendo en sns compafieros de armas la mas 
noble emulacion por llegar adisfrutar afgun dia aquel honor, 
que tanto distinguia al que se habia hecho digno de obtenerlo. 

Ademas, se erigian monumentos, estAtuas con habito militar, 
y se colgaban en los parages mas publicos las armas y despojos 
tomados a Ins enemigos; tofo lo cual simbofizaba la gloria 
de aquella nacion, cuya memoria se ha eternizado, y ha sido 
tan celt!bre por todo el mun do. 

iY que impresion mas dulce para un general victorioso, qL1e 
el honor def triunfo que se le concedia en Roma, tan magestuoso 
y sublime, saliendo el Senado en cuerpo a recibirle, acompaiiado 
con las demas in·denes del E stade, yen cuyo obsequio 
humeaban las templos, y se ofrecian a los dioses los mas reverentes 
saciificios en accion de gracias por su victoria? 

iQue mayor satisfaccion y recompensa_para ese mismo ge· 
neral, que ser conducido en un magnifico carro triunfal precedido 
de fos despojos <lei enemigo, y seguido del ejercito vencedor, 
qne hacia resonar en todos los angulos de aquella ciudad 
las justas y sinceras aclamaciones de su gefc? No parece, sino 
que ceremonia tan augnsta, conspiraba a elevar al triunfa


·dor sobre los terminos 'de.la humanidad. 

Solo en la infoliz nacion Mexicana se estima por algunos 
de nuestros grandes hombres de estado, como opuestos a las 
instituciones republicanas, los honores, los privilegios y fue ros 
de cnalquiera clase que sean, concedidos a la milicia en 
todas las nacione <lei orbe, sea cual fuere su constitucion y 

, politica. Los fueros no fueron obstaculo para que los espafi<>· 
les libertaran a su nacion del pesado yugo sarraceno; para q ne 
la Francia en tiempo qe SU republic·a, debiera Sii gran<leza alas 
glorias de sus ejercitos; 'ni _para que los mexicnnos hiciesen la 
independencia de su patria, y la sostuviera11 constantemente 
contra varias potencias estrangeras en los campos. de batalla. 
L os fueros, no obstante de estarlos disfrutando el ejercito, 
nQ fueron tampoco impedimenta para que vertiendo su sangre 

eD Gua.najuato, afil'mara esa11 i,nstituciones, alas cunles debe el 


15 


tei'lor min1stro el alto puesto que indignamente ocupa; 
y los fueros en fin, no son opuestos Ii las institucionesfederales, 
porque ellos estan consignados en el articulo 154 de la constitucionfederal, 
para los que se dedican ii la gloriosa c~rrera 
de las arm as . 

Ya veremos mas adelante, los inconvenientes que tiene el 
1mjetar a los miIi tares en sus causas civiles y criminales [ sobre 
delitos que no tengan conecsion con el servicio ], a las autori


<lades civiles. Por ahora, prosigamos nuestras observac~ones, 
segun el metodo que se nota en el proyecto aque nos contraemos. 


En el parrafo IO de la repetid~ introduccion, corts,idera el 
Sr. ministro como un abuso, el reconocer dentro de! mismo 
fuero otro privativo especial, que concede mayores privilegios 
ii dete~mina<las clases del cjercito. 

Los ouerpos de artillerla eingenieros,,son los que disfrutan de 
dichos privilegios, no solo porque sus servicios importantes los 
hicieron dignos de ta! consideracion dispensada por fos reyes 
espaiioles, sino porque 'si es cierto que los ind ividuos de estos 
cuerpos estan sujetos en los ejercitos a las mismas penurias y 
riesgos que los dernas de infanteria y caballeria, no lo es menos 
que el trabajo menta·l que requiem el estudio de ,Jas ciencias 
que constituye su profesion, no lo tiencn los oficiales 'que sirvieren 
en las otras arrnas, y por lo mismo cualq1,1iera distincion que 
gocen sera justa, y muy a prop6sito para fomentar el csitmulo, 
afin de que haya quien se dedique gustoso aesta clase de 

!ervicio. 
Si el Sr. ministro supiera Io dificultoso quc es poseer en un 
grado regular las matematicas, ciencia que es la base de la fortificacion, 
de Ia tactica, castrametacion &c., &c., no se hubiese 
aventurado a sentar una proposicion, que demucstra su iocapacidad 
para Jar voto en esta materia, y la poca consideracion 
que le rnerecen los oficiales que se d~dicnn al estudio de las 
ciencias. 
Por ofra parte; si el cuerpo de artilleria, atrae a su jurisdic~
ion en ciertos de! itos no solo .aJos demas individuos del ej6r~ 


16 


cito, sino aun alos delincuentes que pertenezcan ala justicia 

ordinaria, es, rio por un privilegio que se le haya concedido 
pnramente por distincion, sino por el conocimiento que ·se tequiere 
en los principios de esia arma en muc~os caso,s para poder 
juzgar con exactitud y acierto. 

En efecto; Ios delitos de hurlot incendio, e insulto hecho en 
los almacenes, maestranzas, parques, guardias y salvagu~rdias 
de artillerfa, son conocidos por su juzgado, cualesquiera que 
fueren los,privilegios que goce Ja persona que los hubiere co~ 
metido: mas en las causas criminales contra oficiales de artilleria, 
se procede Conforme n Ordenanza si el delito fuese de los 
con·espondientes al consejo de guerrci de oficiales g enerales 

haciendose siempre el proceso por oficial de dicha arma, donde 
lo hubiere, segun esta dispuesto en real cecl.ula· de 26 de 
Febrero de 1782; y por la misma tampoco·gozi:,\n de! fuero de 
artilleria en lo criminal, todas las causas que versen sobre 
desafio, contrabando, fraucle de las rentas nacionales, resis· 

.tencia ala justicia, tumulto 6 sedicion popular, juegos y armas 
cortas prohibidas. hecha la aprehension en la persona, 
moneda falsa, ·bandos. de pnlicia, des-ercion, &c., &c. 

·Ya vera ahora, el Sr. ministro, qn~ el fuero privativo de 
. los ,clierpos de artilleria e ingenie.ro!!, no tiene tanta latitµd 
'_ co~o.suponia, pues se,limita coma es de justicia al conoci


miento de las causas que se· refie1er a delitos cometidos con· 
tra el servicio especial de aquella arma, servicio cuya:i reglaa 
estan consignadas en Or<lenanzas particulares que se formaron 
por la diversiclad de las que instituyeron 'el de infanteria y 
caballeria, y de las cuales regularmente no tienen ninguna 
instrnccion, eino loi! hulividuas que pertenecen alos cuerpos 
mericionadoei. iNi -c6mo podrian juzgar a un oficial de artiHeria, 
po~ fo'ltae cometidasen la consfruccion de cafiones, afus· 
tea, montnge51, maquinas, nrmamento, p61vora, municiones y 
demas efectos de guerra,sino los que c·on conocimiento de ellas 
pudieran hacerle los cargos correspondientes? iQue consejo 
de guerra hara las interrogacfones necesa;ias pa~a "formarse 
juicio de la mayor omenor culpahilidad del acusado, si st11 


17 


vocales por no pertenecer ala arma ignoran (com~ 6llC1eclo 
comumnente) hasta los terminos tecnicos mas comunes quc 
en elltt se usan? lc6mo pod ran tampoce hacer cargos de la main 
conslruccion de una fortaleza, jueces que no conocen los 
principios de la ingeniatura. 

Estas y otrns muchas razones que omitimos por no difun· 
dirnos demasiado, son las quc tuvieron presentes los reyes de 
una viejo monarquia, para conceder ese foero privativo, que 
tanto choca al Sr. ministro, apesnr de que nos asegu1'a, "que 
por mns que ha examinado el gobierno, este punto, no halln 
le razoo plamible t:on que pueda cohonestar semejante desigualdacl 
social.'' lPero que ciencia puede tener en el origen 
de ese fuero, su estension y circuostnncias, el que suponiendo 
llin duda que los cm·ros de municiones llamados cajones son 
i;omo los carros que sirven para condncir paj" 6 cebada, propone, 
que en ellos nrnrcben los utensilios para las ranchos de 
las tropas de artilleria? lQue podemos esperar de un general, 
que habiendo hecho su carrera en la caballeria autoriz,a tci.cita· 
mente que las oficiaies de estn nrma no tengnn caballo, previniendo 
que en este caso, no se abone el for rage correspontlienle1 


Dura ala verdad, es la obi igacion que nos hemos impu.esto 
en este escrito, de refutar las estravaga ncias mas notables 
<lei referido p1oyecto; mas sin embargo em preciso por honor 
de la clase militar que no pasasen desapercibidas, y par lo mis· 
mo seguiremos el curso de rrnestras observaciom,s. 

CuandQ srn tener present~ el Sr. Arista en su tit. 2. c la 
manera ·con que se ponen las naciones en estado de defcnsa, 
no ha coosiderado lampoco el numero de plazas fuertes, 6 fortalezas 
de 6rden inferior que deban consLruirse en la republic:
a mexicana; cuando no ha entrado en su calculo la marina 
que necesitamos para resguardar nuestras costas, ni la guerra 
'C}Ue iotempeslivamente y bajo cualquier pretesto pueda renqvarnos 
los Estados-Unidos del Norte, esa potencia que sin rival 
en cl continente americano, mantiene sin embargo una cqrta 
tuerza permanente, y gasta e-rue$as sumas et1 escuadrqs 1·e:..8· 


18 


petables; lc6mo podriamos esperar que el senor ministro hicie


se un cal cnlo exacto de la fuerza que necesi ta el ejercito per


manente? 

La Espnfia tiene unn doble linea de fortalczns en lo; Piri. 
nro~, que la po:ien al abrigo de nn ataque imprevisto dP, la 
Fra11cin; yest a, y to !a~ la~ nnciones rlel mnndo. ticnen p'azaj 
de gucrra, porque sos gobierno~ las han cor1s:d~ra1o necesarias, 
tanto rara la guerra nfensiva como para la defansiva. Esta 
misma ha sido lu opinion constante de Napoleon, y otros i\nstres 
militares. 

Asi es. que sin considerar previamente cl numero de plazas 

fuertes 6 fortnlezns de orden inferior que debiernn estnblecer· 

se, ya en las fronteras, muy pnnicul:irmente en arp1rllas por 

donde tenemos los mas justos temores rle ser invadirlos, ya en 

los litorale•, 6 en el interior de la republica, jamas podn't ha


cerse un calculo positivo de la~ tropas que de ban gnnrnecerla~. 

Sin embargo, clarcmos una breve idea de la rnanera con qne 

en nnestro concepto clebe formnrse el ejercito para cubrir con 

utilidnd de la nacion, nuestras frrmteras y Ii toralrs. 

Cnatro sou las clenominac;nnes con qne se distinguen los 

ejercitos srgun su fu erzn: se r.onsidera nn ejercito regular 6 de 

tercer 6rden al de 20, 30 a 40.000 hombres: de segundo 6rden, 

al compnesto de 50 a60.000 hombres: de primer 6rden, al qu& 

consta de 60 a 80.flOO hombres: y i;e llaman ejercitos grandes, 

los de 100, 200, 300,000 combatientes. 

La division mas constantc quc proponen los antores milita


res, es la de entre cuarta y quinta parte de caballeria, un 

sextode tropns ligerafl, y tres piezas de campafia porcada 1.00() 

hombres, de las cnales se cimsidera una en bateria, otra en re


serva, y otra en el parqne. En estn artilleria no se compren· 

de la de las plazas de guerra, oforta\ezas de infrrinr firden. 

El numero de oficiales de ingcnieros e~ inrleterminado, por


qne lo es el de atcncionerr a ciue pneden rledicarse en una cam. 
paiia: por esta razon, y porcine en 103 momentos del peligro no 
pueden improvisarse oficiales facultativos, el numero de estos 
terA aun may<Jr del qua se co11sidere necesario para un ejerci



19 


to, en atencion tambien nque uno, '/. g~,,de 50.000 hombre• 
puede aumentarse con infanterin y cnballeria de Gunrdia Nacional, 
en los cnsns precisos hasta quedar de 6() 6 70.000 combatientes; 
mas el aumento proporcional para esta fuerzn, no 
po:lran tenerlo entonces lo;; c11erpos de artillerin eingenieros, 
ni el cstado mnynr ~eneral dill ejercito. Toclas estus rdiecsinnes 
y ntras muchils, liemns tenido presentes para prnpor.er, 
sin descender a detalles agenns del nbjeto de este esr.rito, la 
fuerza que juzgamos ind ispensable pnra circnnvnlar a la re· 
publica de tropas permnnentes, y quede en un estado respetab!e 
de defensa. 

El c,jercito de 31.322 homb1•es que cxpresa el 

estado inse1·to a l calce, debc1•ia dividirse en 

seis divisiones eBll. los te1•minos siguicntes. 

Primera division. 

Comprende los departamentos de Mexico, Queretnro y Mi· 
~hoacAn, debiendo establecer su cuartel general en Toluca. 

Segunda division. 

Comprende los depnrtamentos de Puebla, Veracruz, Tabair 
co, Oajaca, Chinpus y Yucatan: su cuartel general en Jalapa. 

Te1·ce1•a division. 

Cqmprende los departamentns de Jalisco, Zacatecas, Aguascalientes, 
Guannjuato y San Luis Potosi: su cuartel general en 
Aguascalientes. 

CJuarta division. 

Comprende Nuevo Leon, Coahuila y Tamaulipas: su euar· 
tel general en Monterey. 
...i . 


y· . 


20 

Quinta division. 

Comprendera el departamento de Chihu~hua: su cuar~el general 
en Chihuahua. 

Sexta division. 

( " 

C9mprende los departamentos de Sonora, Sinaloa, la ~aja 
California: su cuartel general en Sonora. 

Adoplando ta! distribucion del ejercito,· los generales de division 
que manden cadu una de estas, dcben ser los comun· 
dantes generaltJs de los deparlameutos de sn demarcacion. 

Se estableceran, ademas, cualro comandancias generales: 

ha que comprendera solo la capital de ~fexico, otra en Yuca


tan, otra en Chiapas y otru eri la Baja California. 

_ 
__Los diez comandantes generales ejerccran cada uno con un 

auditory un escribano de guerra, el ramo judicial con arre


glo a Ordepanza. 

En cada division habra un comisario, un oficial primero, un 

ofic.ia! segnndu y cuatro escribientes. 

Las divisiones se compondran de la infanteria, caballeria, ar


tillcria, i11genieros y estado mayor, en las proporciones qne 

fue~en nEcesarias, segun la topografia de sus respectivas de


marcaciones. Una seccion del cuerpo rnedico-militar se desti· 

nara igualrnente acada division. 

La foerza se graduartt tambien a la irnportancia <le los pun


tos que debe cubrir cada division, subdivitliendo ~stas en bri


gadas. 

Las comandancias generales prescritas, se dividi1an en las 

militares necesarias. 

Las divisionea cubriran con destacamentos que se relevaran 

ped6dicamente, los puntos mas interesantes de su territorio. 

En las fortalezas dll Veracruz, Uluo, Campec11e, Perote y 

Acapulco, habra gobernadores militares y demas empleaC.loa 

con las fiwciones que les pre$cribe la Ordenanza. 


21 


Estas son las bases principi.tles que proponemos para poner 

f. la republica en un estado regula~ de dcfensa, las c.uales desnrrolloriamos 
con los fundamentos mas solidos, si no estuvieramos 
plenamente convencidM, de que la destrnccion del 
ejercito, es el norte del· actual minis!erio, como lo est an patentizando 
las providencias que ha dictado en el ramo de guerro, 
y la miseria a que lo tiene re<lucido. 
Consultese la carta corografica <le la republica, de donde 
ha desaparccido el Estado de Queret r.ro, segun ohsen·amos 
en la que se hulla inserta en el proyec to 1del Sr. Arista, y veremos 
que la fuerza que he m os dado al ejercito, apeuas es suficiente 
para cubrir nnest1 os inmensos lit<H'alc;; y frnnteras, con 
tanta mas razon, cuanto que no ha estado al alcance <le uuestros 
acluales gobernantes, que sin una marina regular, ni pla· 
zas fucrtes, la sitnacion de la Republica es demasiado precaria 
e infeliz. 

Es cicrtu qne ya cl senor m:nistro ba declarado plazas 
fuertes a la capital de Nuevo Leon, Acnpulco, Perote y Ulua, 
reduciendo aesto todo su saber, en el imror.taute ramo de la 
forlificacion; pero nos disimul11ra este seiior le manifcstem,os 
con toda fianqueza, qne_a apesar de su (11den, una ciudad aLiel'ta 
co11 unas cua:1tasobras de campnfia, otra medin11amente for,. 
tificada, y dos simples castiflos1 estan tan dist antes <lei rango de 
plazas juertes, como lo est a el Sr. Aris1a de los conocimientos 
que exige su eleva<la clnse.. 

Sepa, pues, el senor ministrn, qtie las plazas de gue_rra o 
plazas fnertes se dividen asf como los ejercitos, en 6rdenes, segun 
sn irnporlancia y capaciJad: las de primer 6r<len son. 
aquellas fortificnciones permantes construidas sobre un peligo·· 
no de dcce 6 mas !ados, y 420 varas poco mas 6 me11os I3 Ion· 
git nd de cada uno de estos: diclrns plazas crm tienen .guarnicioDes 
de 6, 8 a 12.000 hombres, esto es, peqnefios ejercitos qu,e 
el enemigu no ciuerra dt>jnr a retaguardia, en una guerra -de 
invasion, El encilgcno, decagono y undecagono, sirven regn'larmente 
para la formaci on de plazas de segnndo orden; }!US 
guarnicioncs de 41 5 y 6.000 hombres no son, Winipo~o ~an pe



•iuetias, que el enemigo pudiese despreciarlas penetrando el 
pais. El exi.%gono, el eptngono y el octagono, son pol lgonos A 
prop6sito, pnra la constrnccion de plazns de terccr 6rdcn, cu· 
yas guarniciones de 2.500, 3.000 a 4.000 hombres poctran opo· 
ner una regular resistcncia. Scbre el pentiigono y el cuadra· 
do, se coustruyen fortalezas de poca imporlancia y sc gnarncccn 
con tropas, cuya fuerza no debc pasar de . 1.200 a 1.500 
hombres. 
Ahora bicn; los militares de ciencia convienen, que en una 
frontera dt~ cien leguas, cinco pluzas bastnn para ponerla ii cu· 
bicrto; mas esta regla no puede ser tan general, quc no udmita iPJ· 
novaciunes considerables: las plazas de gnerra sou rnuy costo· 
sas, y la nacion que quiera poncrse en buen estado de defonrn, 
debe abrir la balsa y cerrar las ojos, segun la espresion <lei 
mariscal de Vanban. Pero tcniendo nosotros en consideracion 
las escaseces del erario nacionril, i'lne men or numero de 
plazas de segundo 6rden, supnngnmos, pneden esl ab!ecerse SO· 
lo en In frontP-ra del Norte, qne tres: una en el Estado de Nue· 

vo-Leon, otra en cl de Chihuahua y otra en el de Sina'oa? 
Mas como la distancia entre estas seria muy considerable, de· 
ben cubrirse los intermedios con fortalczas constrnidas subre 
el cuadrado 6 el pentngono, segun los pllntus qne ban de rlefender 
y la nnturaleza del terreno, que es la que da la ley, pa· 
ra la adopcion de esta clase de obras. 

Luego suponiendo solamente <res plazas de segundo orde11, 
y diez fortalexas menos importantes, para la primera linen de 
nucstra extensa frontera del N•)rte, se necesitan lo menos 

25.000 hombres para guarnccerla. Ahoru, las plazas qne sean 
necesarins para la<> dernas fronteras y litorales, las fortificnciones 
queen el interior de la Republica deban formarse, para proteger 
las marchas de las tropas, establccer los al macencs, res. 
guar<lar lo3 rio3 y las gargantas de las montaiias, ~que tropas 
necesitaran pna su custodia? Nesotros no pod re mos lampoco 
decirlo apunto fijo sin los datos precisos; pero si hemos pro· 
bado hasta la evidencia, que el detallar una fuerza de 10.000 
hombres para el ejercito permaneme, es la mayor prueba de 

23 


incapacidad que nos puedc hii.ber dado el Sr. Arista pnra di· 
rigir los negocios del esta<lo en el importantc rarno de la guer· 
ra. Que vergiienza, jSanto Dios! rp;e un e'lttrangr•ro que ha· 
ya visitndo las plazas juertes de Europa, vea que el ministro 
de la gnerra 'de la repub!ica mexicana (co mo se ti tu la), ha ya 
espues to, qne se rer.o:iol:en por plazas fuertcs, unos simples 
castillos ·Yotras fortnlezas de mny inferior 6rden! , 

R cconozcnlas enh0rabuena dicho general, perb nunca podra 
tcnerlas en esc rango, quien posea los principios mas elementalP.
s de la vast a cienciii r'nilitar. 

Como en el c11erpo del proyect.o aque 110s referimos, no constn 
corn() deblera, la divisinn del ejercito en bat~llones,' cnerpos 
de calrnller:a &c., con dific:nltad encontram~s. allapn el primer 
estado, que diez <leberan ser los batalloncs de infanreria, y que 
cada uno de estos se'dividira en seis compni'iius. lEs posible que 
tamhien haya olvidado yn el seiir>r ministro; que con seis compaiiin~ 
no pod ran formarse los cuatro cuarlros divisionarios, y el 
de batallon, y qne las colnmnas de ataque resultaran debibil 
e::<? 1,No son esta~ maniobras de campaiia y de las q rie indispensablemente 
debe estar instruido todo ejercito bien orga


nizado? . . 

i,En que pue<le fn!1darse esta reduccion de las compafiias de 
un batallon? isera por el ahorro de algunos oficiales} Ciertamente 
no; pnrque si en cuatro ba1allo11es de a seis compai'iias se. 
qnitan cuatro ca)1itanes y doce subalterno~, en tres ,batallones 
de aocho compaiiias que nos clan la misma fuerza, debea ex· 
duirse1 un coronel, un teniente coronel, un mayor, un ayndantc, 
nn sub-nyu<lante, un cnpellan, y parte ·de la · prana mayor:, 
de tropa, cuyos ve11cimientos montan po,co menos que los 
de aqncllos oficiales. L11ego Ja re<luccion de las ocho compaiiias 
de \111 batal !on aseis, 110 es militar, ni economica: 
por lo mismo no es admisi l>le. iY asi solicit a el senor mini~tro 
rPjormar las tacticas, 1'a Ordenanza &c. &c. &c. cuando 
esta demostrando SU falta de conocimientOS en I.OS principios 

mm1 trivinles-de los citados reglamento~? 
Enel tit. 2. 0 , art. 6. 0 ~e expresa asi: "queda prohibido pa• 


24 


rasiempre el sisteina de cupos, reclutamiento y reemplazo, eua


lesquiera (jitc sean las denominaciones con que ahora se co· · 

nozcan." 

Esta prohibieion eterna es m1 absurdo, porque la facultad 

constitu,cional que tiencn nuestros legisladores de reformar 6 

derogur las !eyes, podran usarla siemprc que lo crean conve


niente apesar de lil prevencion del senor ministro. Por otrn 

pa rte, como una de las denominncinnes coo que norntros conoce


mos el 1·eclutamiento, es el volu11tm·;·o, creimos con jnsticia 

qne tamhieu aeste comprendia la prqhibicion; pero nos eugnfia· 

mos, rorqne queriendo sin duda sorprendep1os dicho sejil)r, 

nos dice arenglon segnido, ''qne cl gobierno expedira un re . 
.glamento para la 1•ecluta yreemplazo, e~timulando de la manera 
mas efic;iz aIns ciudadanos, para quc sc alistcn voluntariamen· 

te aservir a lu p~tria, en lu honrosa pr\Jfesion de las armns.''· 

En un pais comfl el nuestro, en que la profesion militar se 
ha hed10 orJiosa por nuestros mismos gobiernos, en que el hambre 
y la desnndez, son las seiiales caracteristicas del soldado 
en tiempo de paz, y en el de guerra sufren, ademas un sin numero 
de penalidad'es y la mnerte: donde al prisionero de guerra 
se ttbandona a la caridad del invasor, y al mutilado a la 
mendicidad mas deplorable, es el estremo rJel delirio suponer 
que ningun ciurJadano honrado, y qne tenga un moclo hones• 
to de vivir, qniera emprender volunlariamente la honi-osa 
p~ofesion de las nrmas. 

-l'ero no faltaran perversos qne sienten plaza en cuantos 
puntos se establezcan banderas, desertando otras tantas veces, 
despues de recibir igual numero de cantidades de a diez pesos, 
siq que prir csto aventuren cosa algnna, si bubiere un ministro 
que proteja la desercion, proporcionandu licencias absol UlllS a 
los desertores <lei ejercito permanente r;ue se hallen sirvicndo 
en cuerpos de guardia nacional, como ta! vez, habra de esto 
algnn reciente ejemplo: y nadn importa que los que de cual· 
quiera mane1·a ausiliaren 6 encubrieren la desercion, se hogan 
acreedores ala pena qtie la Ordenanza Jes sciiala de seis aiios 
de "presidio, pues las' !eyes no se ban hecho en este desgrciado 


25 


'j'>ais, para los mi11istroS que a Sll antojo las inculcan citaiitit!f 

veces !es place, si no para los infelices q11e carecefl <le recoruen


tlaciones y de la proteccion <lei poderoso. 

El reciutamiento por sorted, como se practica en Ins pai; 

ses cultos, es.Jmuy a proposito para el nuestro en q11e los ciu


dada11os, ni ann en los cuerpos de Guardia N1icional qu:ereu 

prestar servicio alguno. Esto no obst<inte, los qne se dedi1]uen 

al servicio de las armas, han tle ser ciudadanos ll!Onrados y 

utiles, uq11ienes debe guardarseles torli1s las estipnlaciones quti 

se prescri ban, en un buen reglamento de recmplazos, 

En el titulo ~· c, urticulo 7. c se previe:1e: •·que el presi-· 

uentc de la repiiblica, sin tener el mando personal del ejertitO', 

lendra sobre este las atribuciones de general en gefe.'' 

No p•iede tener las atribucion~s d1~ generai en gefo, qule11 
tl'O d~be mandar petsonalmente el ejercito: bieB sabe el Sr: 
Arista que algunns de esas atribuciouP.s sou, por ejemplo, las 
de pasar revistas escrupulosa;>, dar la 6rden y cl santo al gcfo 
de estado mayor de! ejercito &., y estas, y otrns !>emejauLes, 
;,c6mo poclril ej~1·cerlas quien no tenga el mundo persO'nal? Si 
el senor ministro considera posible, mandar dinriamenle la ordeu 
y el sunto por estraordiunri~s '·iolentos, a JoS punl•>S don . 
<le se lrnlle clistribuido el ejercito, e11tonces podra cL presiuente 
tijercer lus atribucioues de general en gefe; pero de oLra ma· 
n~ra, creemos que no pens6 el autor del proyecto eu lo que 
quiso decir sabre un punto, que ttln sabiamente esta deter" 
minado eu la constitucion. 

El aniculo 8. c reduce a seis el ntimero de gencrnles de 

divisio11, que deberan servir las comandancias genernles y dtvisi1mes: 
pero siendo ocho la.> prirneras, foltan dos generales 
solo pal'a estas, quedaudose sin niuguno Ja5 <li \"isiones. 

Es cierto que de los uoce geHeral-es de hrigaan podra com.: 
pletarse el numero que falta de los de division; pe1·0 e'tt ustc 
caso, ;,quien manda las hrigadas7 ;,quien cjerce las funciones 
Je cuarteles maestres? ;,c6mo se forman los consejos de guer.: 
ra de oficiales geuerales? ·Nada de esto nos dice el seiior mi• 
nistt·o, el cual dejo tambten en el tirl'n1.no ii uno de· los doce (jC.f 


26 


nerales de brigadn que <lela i!n en cl nrticnln 0. c, pues solo 1·e· 
sultnn segun su cuenta once empleaclos, sin f]llC sepu111os fJUC 
se hace con el otro. No ignorarno!l el orden y sucesion del 
mando militar, pero estas reglas prcscritas por la Ordenanza, 
solo tiencn lugar, para las faltas accidentaleR; mas cnnnclo ~e 
forman proyecto3 de ley para arreglar al eje1·cito1 cnando cou 
tan1a presuncion se mira11 con <lesprec io los codigos sapientlsimos 
de .esas vieias monmyuias, ii quc alude el seii1>r ministro, 
es preciso prevcr a y dc1.errni11arl.> 1odo, para no oar lugar 
a In j.usta critica, que mcrece la ignorancia unida al charlatanismo. 


En el art1culo 20 de! t'i111lo 4. 0, se recomienda a los comandantes 
generales, castiguen con la may11r S!lveridad a los 
militares que cometiese11 cualquiera dt·sacat.o con las autori<
lades civiles. Ya la Ordenanza tiene determinadas las regl;:,s 
que deben observarse entre los militares y dichas aut.orida<les, 
y por lo mismo, pudo haberse evitado el Sr. ministr<J de rcndir 
aestas un triste homenage de la mas refiriada adulacion. 

En el art. 23, ordena el Sr. Arista qne nose alojara la tropa 
en las ciudades, villas 6 lugares, sino en caso de ww necesidad 
absoluta: mas en los apuntes que SP. hallan al calce de su 
obra, es presa en el parrafo 5 9, que la fu en:a armada nose 
acantonara por largo ticmpo en ciudarles, villas 6 lugarcs, solo 
de transito, 6 por t.iempo que no esceda de echo dias; y despues 
de dar otra~ reglas originales para el alojamiento de las 
tropas, concluye con desbaratar su bella obra, diciendo: "que 
110 podra obligarse aJos ciudadanos que admilan alhjados Cll 
su casa." 

Como el Sr. ministro no tiene principios ni reglas fijas, incurre 
sin cesar en graves contradicciones; pero en lo que si 
lleva una maxima invariable es, en hacer dcspreciable la clase 
militnr, y llenarla de oprobio y de miseria, Este general, renegado 
de su profe~ion, pretende aislar al militar <lei resto de sns 
conciudadanos, como si fuern.animal feroz que pndiese asolar 
las poblaeiones de su transito. Revise el Sr. Arista la l1istoria 
militar de las naciones; compare la conducta de esos ejcrcitos,_ 


27 



cnn la del nue;;tro, y vera con cuuntn injusticia llnma al mexi. 
ca no ctzote de la nacion. ~No ha mandado el Sr. Arista I a division 
rlcl No1•tP.? iNt> ha prese:1cia(h q11e sus so~dado>, rotos 'y 
harnbriento~. jama9 ~ornetieron foltas contra el vecindarit> de 
Ins poblnciones? El cornzon reboza de indignacion al <.:ontem. 
plar la condncta qne ha observado este gefe con ese ejercito, 

•1ue repetimos, y lo dircmos sin cesar, lo ha colmado de honor 
y fortuna. · 
La Ordcnanz:i militar, impone hasta la pena de muerte al 
soJdado que mallralare USU patron, y muy bien dispuesto1 por· 
que no es juslo que al ciudadano, que le ha dado una acngida 
generos~, sea corrresponclido con ingratitud ni villania: pero cvitar 
q11f! Ins ;inlda;\os se aloje11 en sus marchas, cuando ~arecc,
n de 111~11da~ d.i c:wnpana, y d~I ahrigo nccesario; csµc>nc1·los 
con.s\antemente a la intemp~ • ie sin nesesidad, co.110 si f1w1·a•1 
manadas de bestias, es una idea filantr6pica que solo ha podido 
ocurrir a 1111 gefe, cny.o amor paternal hacia sus soldados 
ha traspasado en csta vez todos los lfmites naturales. 

En el art. 24 de\ tit. 4 9 se ordena: '•que el uniforme solo o~ 
bligari1 a lo:> militares cnanrlo eoten en servicio de nrmas. 

M uy particular sed1 ver alir de los cuarteles alos solJudos 
francos, y al'ldar en la ca lie, ya de frazadas 6 jorongos, sombre. 
10s pobl~nos ode palma, cnlzoueras, chaquetas &c.; y en· Lal 
trage de disfraz cometer exceso!ii; seguros de que los oficiales 
y gefes 'lue no lo3 conozcan, tarnpoco los molestaran; ni redu. 
cirftn :) prision, como lo harian si aquel!os estuviesen en su tra. 
ge mi111ar. (ral disposicion, es mny conforrne por cierto, con la 
rigo\'osa disciplina que debe observarse en los ejercitos! Yen 
Jos momentos imprevistos de uria alarma por tnmulto, incen. 
dio, (1 ot.ra causa cualquiera, ique hacen estolii soldados, Sr. mi-' 
nistro? corren a~u cnartel a tom~r las armas convertidos en le. 
peros, 0 van primero a SUS Casas a mudar de trage1 para COO· 
currir despues adonde sin di lacion Jos llam aba SU deber'/ 

Con respecto alos oficiale8, el abuso de presentarse con di. 
versos trages, ya de paisano, ya mil itares, ha sido constantemente 
su ruina, purs nQ es po>ible que un capitun 6 subalter



~8 

no, por ejemplo, con lfl parte de sucldo que se lcs 11mrninistra 
men911almente, pue<lan curnplir con los compromisos que con~ 
trnen pur esta causa: de aquf se originan las presentaciones por 
peudas, Ins c)r-denes para los rlflscnentos de la tercera parte dP. 
la miserable que reciben, y lamina de ellns y aun de sus fami)
ias. , 

Algunos pretenden, qne el presentarse el rnilitar en su trage, 
,es opi1esto a las instit.ucipnes republicanns; pero el Sr. ministro 
r.ecorclara, que segun nos manifiesta la historia, en la repuhlica 
romana, los guerrero~ que habian sido premiados por los Cunsule~, 
gozabon de la distincion de presenlarse a lits fiestas y 
espectaculos pub! icos: Hdornados de un vestido partiqdr111. 
prohibido atoda otra persona; cuyo privilegio se miraba como 
un supremo honor, eapllz en aquellos ticmpos de encender el 
corazon mas tibio. 

El Sr. Arista-no ignorar!l ti:impoco, qne mas de nna derrota 
han snfrido los cjercitos, euando marchan Amharnzados de 
grandes equipages; entonces los oficiales mas se derlican a cui. 
dar de sus intcreses, qne de combatir al enemigo, y l~ mucha 
tropa que sc destina al cuidado del bagage, dflhilita la foerza 
.del ejercito: i,OO foe a esta circunstanaia a la que debi6 Joi<6 
BonapartH su derrota. al retirarse de Espaiia? El enem!go, 
cnando tienc ]a esperanza de un ri{lo bntin, se haee tamhien 
mas auclaz y emprendedor, y esta circumtancia es otra probabilidad 
que tiene aSU fn,·or, para obtener la VICloria. 

Por lo espuesto, cl :Sr. Arista al sancionar en su proyecto la 
diversidad de trages en l•>s militares, ha qbrado contra Lodos 
aquellos principios, q11e jamas dcbiera olvidar un gefe de sn 
clitse. 
En el tit. 5? propr•ne cl seiior ministro, Ins direccioncs e 
inspecciones para el servicio del ejercito. 
Los directores de artill<!ria e ingenieros, y los inspectorns de 
jnfanteria r CahalJeria. obrando en SUS respectivas armas con 
las facultades q ue a los µrimeros co need en SUS Ordenanzas particulares, 
y los segnndos con las que detalla la general dei 
fjercito en su tit. 8 ? , trat. 3?, arreE/larian perfectamente el 
&erviqio y la disciplina del ejercit.o .. 


29 


Miis estns dirr.ctni:c~ prcsiuidos elf.I gl'f~ de cstnclo rn!lynr. dr


bieran formar In junta' directivn de gnena a lu cnal , liab\tt de 
consultar precisamenle cl ministcrio d.el ;amo, cnantns refor. 
m;1s pretendiese bacer en los reglamentos de la foerza :umada; 
de esta rnanera Hi Sr. Arista se dispensaru de la molestia de 
formar otra vez proyectos 1le ley, y nosntros nos libertnremos 
del mnrtirio de seguirlo, en ese car)s de bellas pr?dncciones. 


A la inspeccion de infanteria se detallan en el proyecto dos 

gefes y ocho oficiales, ya la de caballeria dos gefes y seis ~ficiales 
para el desernpeiio de sus labflres. El reglamento qne 
propnso al gohierno el gioifa de In plana mayer .en 23 de Noviembre 
de 847, en lo relativo al ser1ncio de las inspecciones 
de infanter'ia y caballeria, nos parcce muy acertadn; en ese 
docnmento oficial, se snpone la oficina inspectora divididn en 
cuatro departamentos, ca<la unn de estos snbdi·vidido~ en cuatro 
seccione~, servidas por un gefe y tres oficiales quo son los 
mas necesarios para el m1~jor ~erviciode las cnerpos de sn cl!rgo. 
D ivididas las referidas inspecciones1 el trabajo de be numentnrse 
por las comunicaciones quc en muchos.casos tendr~n cine 
dirigirse lo~ inspectnre~, y por lo rnismo se hace indispen~able 
qne rl numero r]e oficiales deciicado:;; ae~te servicio sea el de 

64. y no el cie 18 qu0 tan sin calculo ni ' conocimiento ha prnpuesto 
el senor ministro. 
Con respecto a la artilleria, solo indicaremos por abora, que 
el personal detallado en el proyecto es m11y propio para reducir 
ala nnlidad aeste CtH~rpo digno de las mayores COnsidernciones, 
muy particularmente por los importantes'servicios que 
presto en la i'.tltima guerra de invasion. En efecto; estinguidas 
las sub-inspecciones, escuelas-practicas, maestranzas, fun_ 
dicion, fabrica de p6lvoras, de armas &c., ide que utilidad 
pn~de ser el cuerpo de artil leria? , 

Es positivo qne el Sr. ministr9 propane treintn y dos obreros 
a 16 pesos mensuales, y los necesarios para la conservacion 
de las piezas, puertas y edificins de las plazas fuertes, 

(que no hay ninguna en la republica) fondado, sin duda, en 
q_qe E)I material de guerra y arrnnmento, se ltarft por contrntas, 


30 


al nudor pastor: pero en campafia, la rcposicion de montaD"ei!, 

. . • . • ,I, ; ' I i~. 

<:flJOnes de mu111c1ones &c., ltamb1en debera hacerse por con-
t1·atas al mejor postor, 6 la practicaran ·1,~'s tre\nta y' d~s 

• 't ' ' ~ ~ "' ( • • 
obreros con el sue! do espre'sado. siendo asi q'ue el maestro mayor, 
de mo?tages, ha ,disfrutado cien ! pesos al mes; el fundidor 
mayor, cjen pes0s; el futididor primero, ochenta ycuatro; cl 
contralor de 1\rmas, ochen~a y cuatro, &c. &c? El artesano 
rpas infeli'z, gana en la capital veinte pesos en dicho tiempo; 
icJ.uien por diez y seis querni 'aceptar las pem.i}ias de la·campafia, 
de las marchas por desihtos, y una vida llena de privaciones 
y f'atigas? jCuantos cr,rore_>1, la pacienoia nos falta! 

El ener.po especial de· estado' mayor lo e~tingue el senor ministrq 
sin ~duda· porgue n? ·~onoce su scrvicio; l;i. formac>on de 
la estadis.ca.militar, qe .los croqnis y, pianos; lo.s itinetarios, los 

recono.cimientos militares; el establecimiento de los l:ampos, el 
<le las linea's de batalla, la direccion de fas colnmnas en las fonciones 
"de guerra, y otr'o~· deheres de los ofioiales de est~do ma_ 
yor, que t.an bien fneron desempefiad~s por ese cuerpo, en la 
ultima campafia, requieren conocimientos cientificos, de que 
ca1:ecen la mayor parte de los oficiale;:; de infanteria y ~aba


1 lcria.' 

En el tit.6?, art. 29, manifiesta el Sr, Arista: que los gene_ 
ra1es que formen la corte marcial, deben ser retirados, sei'ialandoles 
el sobresueldo de ses~nta pesos mensuales. 

~Mas ~i Jos generales ogefes retirados, se niegan a prestar 
cste servicio, ~quienes formaran la precitada corte? El g~bier110 
no puede obligarlos, ni tiene man<lo especial en los retira.dos 
del servicio1 aunque haya pretendido en otra vez seiialarles 
residencia. esto es, irnponerles un destierro, que no rnereqe 
esa corporaci~n de oficiales cansados 6 inutilizados en el seorvi. 
cio de la patria, y con cuy'a injusta provide~cia, h~ conculcado 
el actual ministerio, la constitucion federal. ' 

Los arts. 36 y 3 7 del mi~mo titulo su primen el fuero de guerra 
en juiclo pur delitos comunes: como de 'este punto vuelve 4 
bacerse· cargo -el Sr. Arista eq sus apuntes, mas adel~n_te lia• 

remo's sobre el particular, las reflecsiones correspondientes, 


31 


En el tit. 11 propone el seiior ministro1 qne cl material de 
guerra, (que llama tr·enes de gue'i'rit.) se hara por contralas 
~n remate piiblico al mejor postor, <lebiendos~ traer de Europa 
el arrnamento y cuanto le concierne. 

Federico en su instrurcion militar dice: "No se han de cm_ 
plear asentistas, si no es en las mayores urgencias, porque son 
mas usurernl'I qnc Ins mismos .111dios;" y otro antor militar res_ 
petal>\e, no sin raznn e~prcsa. '·Las cuentas,,del ejercito serun 
siempre presentarl as al congreso nacional por la administracion 
de I~ hacienda publica, y por niugun pretesto estaran estos 
por menores ct car•go del secretario del despacho de la 
guerra." 

Si a cstas prevenciones agregnmos el recuerdo de las ruinosisim~
s contratas de armamento, polvora y vestuario, que han 
celebrarlo algunos de nuestros ministros, y la mala calidad de 
los efectos que han entregadn los contratistas acosta de gruesas 
sutnas, con las que ban labrado sus inmensas fortunas, no 
concebimos c6mo el Sr. Arista pueda de buena fe, hnber inten
·tado tal manern de proveer al ejercito, de todo lo necesario. 

Ademas; en la maestrnnzn de artilleria, y en la republica, 
hay artesanos que fahrican perfectamente el material de guer_ 
ra, y el annamento de toda clase. Construyendose en el pais 
por c1:1enta del gobierno, se fomenta la industria, se da ocupncion 
a muchos hombres, librandolos del 6cio, origen de los vicios, 
y jamas por un hloqueo {1 otra causa accidental, la nae 
ion dejara de tener las armas y el mctte1·ial de guerra n!cerias 
para su defen3a. 

Aun cuando asi costase nlgo mas caro, debia hacer este sacrificio 
el erario, para proteger a nnestros artesanos nacionales, 
consideracion de quc no podra prcscindir nnnca un gobier• 
nr> paternal, que procure con empciio el bien y la prosperidad 
general. 

P,sto sopue5to, el armamento y todo el material d_e guer.ra 
debe construirlo la artilleria; asf como el vestµario, monturns 
etc., estara a cargo de Ins respec1ivo~ inspectores; y los vivere!i 
y hns1;itales etc., al de la intendencia general dcl ejcrcito. 


32 


Nos ha llamado fne1'tcmente la atcncion <]nc cl n1'1for del prnyccto 
en su tit. 14, art. 61, cspresc fl la letra: "Se prefetir811 
para colocarsc los (oficiales ilimitad"s) apto;:, y los desechados, 
obtemlran su rctiro." fConque la ineptitwl, en el concepto del 
seiior minis'lro, e's un tflulo para olilene1' let recompensa del 
retfro! Mucb..os adelant-0s ha hecho el espresado senor en et 
ramo de gnerra. La ineptitiul absoluta 110 tiene otro galardon 
en todo pais civilizado, qnc et de~precio; y Ins militares 
que se hallen en tal cnso, cotno le,io.; rle hnber servido a \a pa


tria, esta los ha asistido con ur1 sueldo y otras consideraciones 
que. no han sabiclo' merecer, no cs justo que sigan siendo gralvosos 
a la nacion, y por lo mismo cualqyiera que sea el tiem· 

110 que hayan permanecido en una carrera toda de lwnor, y 
1ue han deslucido co11 su ignorancia, debera cspedirseles su 
licencia alnoluta. Habra casos, en quc algun individuo hnya 
prestado servicios purnmente de valor, y c11to11ces podria asignarsele 
una m6dica asignacion, pern prnhibiendole siempre el 
uso de unas insignias, que rnlo deben ser cl distintivo y la recompensa 
de! ver<ladero merito. 

jDar retiro a los ine71tos! solo al Sr. Arista ha podido ocur~ 
1'irle, para I lcnar de oprobio y de ignominia esa clase benem~ritu 
de soldados causados y mutiludos en servicio de su pattia! 
Len, y llenese de rubor el auw r de dispnsicion tgn <tbsurda, lo 
que un mon area espai'iol ha dejado cousigna:d o con respecto a 
Ins relirados qne 110 podian continuar en la gloriosa carrera de 
las armas. Diec asi. 

"Nada hay en la. milicia mas digno de nncstro respcto y 

utencion, que los sol dados in va!idos cansados de la fatiga <le la 

guerra, llenos <le heridas y de un mfrito lirillante; y no hay a 

la verdad tl'C)pa mas acreedora a las piedades de! sobernno, y 

a que el Estado la mire y trate con aquella consideracion que. 

de rigorosa justicia exigen sus servicios pasados por las' veees 

que n costa de su sangre y con riesgo de sus vidas han aidqui


rido a sus conciudadanos la tranquilicJlad' J sosiego con que han 

disfrntado sus haciendas y casas en medio del estrepito-de las 

armas. 


33 


'•No hfly rno'.larquin que no este per~uadida de tratar bien it 
"sta tropa (snp)icam0s la atencion <lei sefrnr rninistro para que, 
no le vuelvn adecretar destierros), no 1nl•> pol" ser obligncion 
forzosa del estado mantenerla despnes de lrnl:wr perdido la flor 

de su jnventud, y las mas veces so salud en su defensa, sino par 
lo qne puede in:fiuir eo la veterana, el modo con que se pre. 
mien e JLos s~rvicios, viendo cada soldado de tr11_pa viva, en un 
invalido, el desti no que ha de segui r 1nego su surrte; y a pro· 
porcion de como estP. sea. se aumentara 1) retraera la gente de 
las bandel'as: sieudo uua verdad incoutrastable 'lue las accioues-
humanas no tienen resorte mas eficaz que la e~peranza del 
premio; y asi es preciso que los servicio~ 1nilitare~, ya que no 
pueden· satisfacerse afuerza de dinern, .por ser mucho el nume. 
J'o de sus individuos, se recompensen con 7Jrivilegios y distin· 
ciones , mientras sirvnn, y con asegurarle~ una ,vejez desc1sn


~ada a UllOil vasallos honrados de Ull rmevo merito tall distin" 
guido y sobres01liente." 

Conducta tan noble y .justa, observada por los sl1premos ge• 
fe1 de esas viejas monai•quias, quiza le parecera al autor del 
proyecto 11p11es1a a lus instituciones federales y poco digna cu 
cstos tiempos ve1·daderamente filosoficos eilustrados. MenoJ 
filosofia, y mns ciencia militar, se necesita ii nuestro juicio, para 
arreglar los ejercitos; y mas filosofia y menos ciencia militar 
para conocer el corazon del hombre y que pocas veces ncom:te. 

· ra gra11cies empresas, sin la esperanza de grandes recompensas. 

En el tit. 15 propone el Sr. Arista el examen de coronet a 
subteniente. Sin duda exceptu6 el senor ministro de esta rcgla 
alos genera]es, porque en SU concepto tienen la instruccion 
necesaria para el desempeiio de los de be res de su elevada cla. 
se; pero si hemo~ de juzgar aaquellos gefes por los que ha de. 
tnostrado eo esta vez el Sr. Arista, ino nos formaremos la idea 
mas triste lfe 8ll aptitud y merito? 

En el art. 63 del mismo tit. 15, se trnta de los generales sobrantes, 
y de los fisicamente impedidos; y en .cl art. 64 se espresa. 
'•El g:obierno dcsignara los terminos 011 que deba veri


ficarse el e.r:amen de los generates de que hablu ~I articulo an



34 


terior." Luego los generales .fisicamenle impedidos deberan 
examinarse, segun la consecuencia que clebe de<lucirse de In~ 
rigorosos principios de la 16gica. Con que se esccptua <lei ex:'1men 
a los generales que gocen de perfecta snlud y que han de 
continuar en el ejercicio de su~ funciones, y se ex11minaran los 

que por imposibilidnd fisica deben retirnrsc aSUS Casas aC\I · 
rarse de sus enfermedadcs. iPerfectamente! ;,y de que materias 
deben examinarse estos gefes? seratJ de las qne compren<le 
la ciencia medica, para que se eviten del gasto de facultativos 
que 110 tendran con que ::ufragar, por !a atencion !'.o11 que el 
gobierno ha de subministrarles la asignacion de su retiro? Si 
de esas materias, repetimos, deben ser examinados los genera. 
les impedidos, admiramos ciertamente la prevision de! Sr. Ari8ta, 
en es1e punto, que a la verdad, no P.slaba en nuestros limitados 
alcances. 

Los examenes y ascensos para todas :as clases, deben practicarse 
segun las reglas que prescriben las Ordenanzas, <'n"las 
cuales se ha tenido tamhien presentes las servicios, cosa q ne 
olvid6 el Sr. Arista. ' Un oficial m edianamente instruido en 
las obligaciones de su clase, que haya servido IO aiios pnr ejem. 
plo, y defendido en cien combates la integridad <lei terriwrio 
nacional, tendra mil veces un merito mas brillante, que otro 
que haya servido cuarenta afios en las oficinas marcialeii, y sea 
un Ciceron Qn sabiduria. "Pronto se envejece en los campos 
de batalla," ha dicho Napoleon; y esto es tan positivo, qne jamas 
para los ascensos podran considerarse divididas estas cuatro 
cualidades, que son: instruccinn gradual, servicios, buena 
conducta1 y antiguedad. Esta ultima, sin el auxilio de las 
demas, es un crimen, que debiera castigarse severamente, lejos 

de conceder por ella retiros honorificos. 

Despues que concluye este seiinr su proyecto, prosigne sus 

doctrinas en un apendice que titula: ''Algunos apuntes para el 

reglamento de Ia ley que antecede." Por castigo se puede im. 

poner a la pluma mas diestra el seguir al l:?r. Arista en el es


crito sin metodo ni concierto, que con dificultad ha visto la luz 

publica·.. Mas pidiendo al · sag to ·Job nos ausilie con su im· 


35 


pondornble pacien ia. seguiremos nuestras reflecsiones, abreviando 
cuanto nos sea posible cstc fastidioso asunto, y haciendonos 
<;argo solamente de los dos puntos principales qne contienen 
diclrns apuntes, y son, la parte judicial y la de bagages 
. 

. Una de las prerngativas mas nobles de la milicia, es el fuero 
y jurisdiccion peculiar y privativa qne le esta concedida. En 
Espana es tan antiguo e.I fuero de los militares en tener jueces 
separados para couocer de su~ causas, que su epoca remonta 
segurame11te hasta la de! establecimiento de SUS ejercitOSj el ha 
sido ampliado orcstringirlo segun las circunstancias de aquella 
nacion. pero nun ca fue abolidn, porq ue sus reyes lo consideraro11 
siempre no solo como necesario parn los <JllC en los 
camparn~ntos yen II)~ rh~spolilado;; solo podrian estar sujctos 

(l sus gefes, siuo porque dicha prerogativa se reputaba como 
urn recompensa para los ' ciudadanos <JUe con las armas en las 
manos, sostenian la dignidad y los derechos sagrados de su 
patria. 

Roma despues de haber mantenido desde su fundacion 245 
aii.os el pod er mnnar<Jnico, se erigi6 en' republica, nornbrando 
las centurias dos seriadores que con el titulo de Cimsules gozaban 
todas las insignias y p1·erogativas de! rey, y ejercian en el 
ejercito 1111 pnder sin limites: los rnmanos acostumbrados a 
dar la Jey en Ins comicios, se dejaban azotar y aun diezmar 
por los Consules, cuando estaban formados en ejercitos, esto 
es, cnando con las armas en la mano se manifestaban mas fieros 
e intratables, sin que consideraran por esto, que ta! rigor 
n~cesario para la disciplina miliu~r fuese opnesto alas·instituciones 
republicanas. 

Antignamentc, en la misma Espana, administraba laj11sticia 
en el ejercito un auditor general, quien tenia en los parages donde 
se hallaban divididas las tropas, sus subdelegados con entera 
dependencia de el: estos formaban todas las causas civiles y 
criminales de los militares y dernas dependientes de! fuero mi. 
litar, hasta que D. Felipe V por su Real Ordenanza, que llaman 
de Flandes, de 170 I, conce<lio a todos los tercios y regimiea-. 


86 


-los de le.s tropas de infonterla. caballeria y dragones, naturaf es 
y cstrangeros, el consejo de guerra de oficialf's, para juzg11r to. 
dos los crimencs milirares y castigarlos pnr si, bajo las reglas 
prescrilas en dicha Ot"denanza. Las,rm:ones quc nque\ sobernno 
tuvo presentes para el eŁtablecimiento de dichos consejo~, 
fneron las de rnantener a las tropas en una rigorosa disciplina; 
evitar las dilar:iones y perjuicios qne se Psperimentabnn~en 11qnel 
tiempo, en la pronra administracion rle jnsticia, qnedando muchos 
deliricuentes sin el condigno castigo, 6 recibiendolo tau 
tarde, que no hacia impresion en las tropas; y dar mas resp~111 · 
bilidad Ii los oficiales del t>jercito, conccdiendoles la facultad de 
juzgar los delitos de sus suballernos: de esla manera la tropu 

ha visto en !?US oficiales, no solo:at gefe que t!ebe condncirlo a 
Joe combatei;, sino al juez de su conducta. cuya circunstanciu 
no puede rnenos de ceder en bien de la disciplin11, y proporcionar 
A los oficiales el contcmer mejor !os des6rtlen~s, y rusponder 
hastn cierlo punto, de las faltas de SUS subditos. 

Por otra pnrte, ino es la mayor injustici~ que se haya cln· 
mado constantemente contra esta pn~rogativa del 1-jercito, por 
algunos ilusos abogados interesados tal vez en sn abolicion, y 
jamas se haya lamentado. qlle el milirar esie snjeto a h'_\'e~ pe· 
nales mas severas que las impuesta~ a los paisan••s criminalN•1 
4,Se dice qne es npuesto a)as instituciones republ irnnas, que el 
soldado, en los <lelitos comnnes no sea juzgado por las autoridades 
civiles, y nose pronuncia una soln pnlabra sobre In desigualdnrl 
entre la pena rle muerte que se le aplica por un <lelito, 
que si hubiese cometido de simple paisnno, s0lo habria sufrido 
la de seis mases de obras piiblicas? iTal es la injust icia de los 
·hombres cuando se <fp,jan llevnr de los impulsos de In en


vidia, 6 de los qne prorluce el i111eres privado! 

Si el soldado debe estar rnjeto aleyes mas dnras que el reste 
de sus conciudadanos, para mantenedo en nnn rigorosa di~· 
ciplina, es tamhien por otra parte necesario, que esa desigualdad 
1ocial sea compensa<la con Jos privilegios y prerogativas 
de todas clnses, qne las nnciones Jes tienen dispensadns . 

.La bueoa administracion de jnsticia, y la represion de Jog 


37 


dclito1, no consiste en C{!IP. el jnez vista el trnge cle pai~an<\ 6 
el uniforme dd soldadn, sino en que el castig1>, bien proporcionado 
al delito, sea i·rremisiblemente aplicado al criminal. 

El militar, en sus causas civiles, esto es, en aquellas que se 
versan por delitos <Jlle no tienen conecsion con el servicio, es 
jnz2ado por el comandante general asociado con el auditor, letrado. 
~Que mas se pretende? iNo esta verdaderamente el mi~ 
litar, SUJeto alos fallns de nn Zeirado? wues que motivo plausible 
pnede haber para 'Jilt' aquel sea juzgado por cualqll ier 
alcnlde de barrio, ignorante tal vez, no solo de las leyes penales 
militares, sino aun de las civiles? Ya lo entendemos: lo que 
1rn desea es, degra.iar la clase militar, llenarla de afrenla. y 
tal pretension, hija de ese 6dio profundo que le profesan sus 
encarnizados enemigos, es tanto mas abominable, cuanto 
<JUe la ticne llll general que debiera impartir a SUS snldllOOS 
la proteccion que jnmas Jes negaron los . monar<~as estrangerns. 
Lo que se rinier<', si, es ver a nn oficii·d quo 
··ometa cualqni<~rn falta tl CJ"imen de que es susceptible nuei:. 

tra d<:hilidad h11mana, «'11 111P.dio dP. noa patrulla de eshir. 
ros. <:onducido a In ca reel pt'.1hlica y ajando, no Sll dig nidad 
personal, sino la q11e goza por los distintivos y conrlecornciont·~ 

•1uc el gohierno y las camarus nncion&les le hayan <·nncedid., 
por prcmio de sns servicios. iY no sera mny singulnr que este 
oficial al entrar a la carcel p\1blica. los centinclas q11e la custo· 
<lian echP.n las armas al hnrohro y le rindn11 lo::i honorns qn1~ 
la Jey concede alos iadivio U<•S de SU Clase? jbello ejemplo de 
disciplina m11itar! jAsombrnsa prevision de n11estros hombrPs 
de ~stado! ' 
Hecha esta ligeni resefia, q11e dernu cistra evidentemente la 
ningnna razori fundamental qne hay, para adoptar In medida 
que en favor de la close a que pertenece el sefior ministro, hit 
propueSIO en Slt celebre obra, ecsaminemns Jos inconvenie11te11 
que se pulsan para poner en practica tnn saludabl~ proposic:
on. 

Siendo el instil uto de! sol<lado estar en los rampns yen loA 
de~pohlados de nnestras in.nensas fronteras, serii prcciso cun



38 


ducir a 101 militares, l\cusauos, v. g., de portacion de arma corta, 
hurto, riiias, bomicidio, estupro &c., a If\ poblacion mas inmediata, 
para que sea juzgado por el juez de aquel lugar, 
supuesto que el general en gefe asocindo de su auditor, no po· 
dra continuar como hasta aqui, cono~iendo en los delitos de 
esa clase. lSi la administracion de justicia por las autoridades 
civiles es tan dilatada, j,COn cuanta mas razon lo sera en este 
caso, en que los interrogatorios para las dec\araciones de los 
testigos y otras diligcncias, tendran que dirigirlos al canton 
donde se hallen las tropas~ Asi es, que una causa, que en 
guarnicion deberia terminarla la jurisdiccion militar en tres 
dias, y en veinticuatro horas en campaila, se prolongara ciemasiado, 
inutilizandose el soldado delincuente para el servicio, 
quien grabara entonces aJa nacion con percibir SU haber, 6 a 
los fondos rirnnicipales, si como es muy probable, se abandona 
ala jnrisdiccion ordinaria. 

En efecto; el soldado que cometa cualquier delito, no por 
ser criminal debe abanc:lonarsele a la ociosidad de Jos calnbozos, 
que tal vez le acarrearan enferme,dades y enervaran sus 
fuerzas; por el contrario, puesto con la seguridad competente, 
86 dedicara a frecuentes ejercicios de armas, y a trabajar en 
11u oficio cuando )11 tropa salga franca. Si el enemigo se presenta 
de improviso, este sol dado puede combatir, y aun servirle 
nquella circunstancia de emulacion para distinguirse, esperando 
que su posterior conducta ablandarii el rigoi; de sns jueces~ 
que le minoraran su pena. 

i,Que ventajas de las arribn menciunadas proporciona la disposicion 
de sujetnr a los militares alos jueces ci.vilei;? Ninguna; 
estas autoridades recargadas con las causas de los militares, 
dilat'aran el despacho de las de los vecinos del l ugar, 6 por preferir 
el de esta~, se desatender&n las de las tropas, con grave 
perjuicio del servicio. El soldado que marchando al encuentro 
tlel enemigo nose halle con el va!or necesario para com


batir, ~ sufri• las penalidades de la campafia, intentara una 
rifia, portara una· arma prohibida, oejercera clesmanes en los 
pueblos de su transito, para quedarse en alguno de ellos ii ser 


39 



juzgado por las autoridades del Ingar, siendo este el primer ps_ 
so riue dara para la desercion, con la cual la nacion perdera e1 
sacrificio que haya hecho, de enganchar, ,·estir y alimentar aun 
hombre, q ue no de be servirle en las circunstancias angustiadas 

en que se encuentre. 

i,Ni 'luien puede tener mas empefio en la buena y pronta 
administracion de justicia para mantener a SUS tropas en II\ 
mas severa disciplina, que los gefes respectivos? i,No se concedera 
tampoco, que por el empeiio de algunos oficiales de 
conservar en las ti.las a los buenos soldados que por frngilidad 
hayan cometido cualquier delito, se decidiran mas bien adejarlos 
impunes, que el de esponerse a pel'derlos, remitiendolo~ 
a Ins autoridades civiles? 

Est11s y otras graves consideraciones qui za se han tenido 

presentes desde el tiempo de la repiiblicn romana hasta nue~troa 
dias, para conservar esa prerogativn que los presuntuasos 
eignorantes intentan destruir, porque como hemos dicho, cuadra 
ma] con sus rabioso:i celos 6 con sus intereses privados. 

Ning11na utilidad ptiblica, sino por el contrario, el entorpecimiento 
<le las .:ausas de los ciudadanos no militares, sera el 
resultado de sujetar alas autoridades civiles el conocimiento 
de ciertos delitos que cometan los que se dedic a n ii la carrem 
de las armus. 

Massi losjucros son 01mestos alas instituciones federates, 
como asegura el Sr. Aristtt, iporque la constituci(i)nfederal se 
Jes concede al preside,nte de la republica, ii los ministros,dipu


' 
tados, senadores, gobernadores, magistrados de la suprema corte 
de justicia, jueces de letras &c., &c? lpor queen las delitos de 
eato~ funcion urios, que no tengan conecsion con el servicio pt1blico, 
no deberan ser juzgados, como ahora pretende el Sr. ministro 
lo sean los militares, por un juez <le paz 6 alcalde de 
manzana? ipor que no ban de marchar tambien entre cuatro 
hombres y UR cabo ala carcel publica, supuesto qne ante fo lefj 
todos somos iguales y que los fueros y privilegios son opttestos 
tt las instituciones 1·epublicmias? 


40 


Fra -es pom}'o ;a~ y di.-c11r,:os eFlrnifo;; fi la l<'>g-ic1, .son con 101 

n,ue ulgunos muvos republicanos i nten111 n 11dular aloP puel:iloi:; 

con uet1 imen1o de 1,n :1 clase que mil vece~ ha <lei rnrn ndo sn 
sn ..gre pr1r la def~nsa com11n. 

Seanjuzgados los m:litar.~s cotno ha ~ta nrp1i: imp6nganse• 
les irremisiblernente la pena que la lFy determiue, cu11 rH.lo 
fueren deli11cuente~, y la nacioin te11rl 1a un ejercito disciplinado 
pronto aSaCrific:1rse en SU defen•Cl. 

Con respecto a los b11gnge~, el Sr. A1 i~ta prr pone: q11e 
hech(') el avaluo de ellos por el emµlendo oe hacienda, el dueiif'J 
de los carroe;, ncemilas &c., en ningun caso rnfrira perdida alguna. 
De estn manera, los d11efi:1s de carros maltratadosode 
rnulas viejas oinu1ile~, pneden de luego aluego prnpllrciol'lar !!I 
ejercito el bagage q11e necesite, Feguros <le que lo repondra11 con 
utiles mejoras, p.irq11e,e11 todos casos s~ !es ha de satisfacer el 
avaluo, que muy buen cuidndo tendran los interes:Hlos que no 
sea muy moderndo. En esta vez pnrece qne el Sr. Arista obro 
mas bien como habit propietario, que como imtruido militar. 

Si, c.omo dice Napoleon, h fuerza del ejercito e~ proporcio


nrd ala masn mulLiplicaua por su velucid.1d, a~i co,no en la foica 
lo es la cantidad de movimiento de un cuerpo, el ejercito 
debe tener SU bagage propio, por Illas opuesto que eslO sen a 
los intereses de cie1·tos partlculureil. 

El sistem~ de bagages desc11hre el sec re10 de IM rnorchas, 
las detienen, y muchas veces ~e iinpo;;ihi,it11n, perdiendose las 
mejoreB oportunidades para una. eocpre»a, t1 otra cualquiera 
maniobra que intente pructicar un general pnra tener venta. 

jaa sobre su adversario. iC61no, pues, ha olvidado el Sr. Ari~


ta lo que si no ha aprendido en los lib10~, s"l lo debe haher en~ 

~eiiado la esperiencia'I 

En las no1as del estado numero 3, el Sr. Arista prefiere las 
tiros de mula a los de caballos frisones 6 de buena alzada que 
tienen mayor potencia, y maniobran con mayor velocidad: por 
este rnoti'vo estiln generalmcnte ad~pados en Europa y los Estado3 
Unidos; y muy recornendados ror los escritores militarcs. 


41 


'Los t!ros no son de siete mnlas 6 caballos, como ·se flSpre5a 

1en la nota 2. d; secomponen de seis, y la olra u otro, va de res


·peto. 

Por castigo podri11 imponerse·al au!or d2l proyeclo, que con


·<lu je~e las piezas de a16, que no son de campafta, con seis mu


'la~, como propone. En la ·carnpafia de la Angostura las tira


'han 16 bestias, y en los rnalos pasos marchabn n con dificultad.. 

En la nota 5. •.-::: previene el Sr. Arista, qne los oficiales con-
·<lnciran par si, sns equipages: lur.go sieliuo Loclos conducto·. 
1·es particulares de equipages, lcr'nno desempefiar:ln estcs el 
servic'o de armas de su insli1uto? 

Estinguidas las com,paf1ias de Hmbulancia q·nc debieran es


··1ar a las inmediatas ordencs de los medicos, ·iriuien levantaru 

Ios hcridos de los campos de bat al la? iY sin dicbas compafi!n~ 

·ni sus camillas &c., como scr.Jn conduoidos aquellos infelices 

·a Ios hol'pitales de snngre, tarnbien como Ios ranchos, en.Je., 

·can1os de municiones1 · 

·concluyamos, en fin, esta odiosa impugnacion. Remos demos


. i rado: que el an tor <lei celeLre. proyecto que nos ocup'a, 'presen'
tandolo ala camara sinurdcn de! presidente de la republica, ha 
·corneliclo la mas puniblc tropelia contra dicho magistrado y faltndo 
U lo que previene Ja·conslitucion federal en SU a'rbicuJo 52: 
-que son injustas las declarnaciones con qne los enemigos de! ejer· 
· cito procnran destruirlo consistiendo mas bien ·e I funesto resul· · 
tado de la ultima campana, en la poca ciencia del Sr. Arista, 
que en la condu-eta cle un ejer·cito, ciue ·ha'arrancado trofeos y 
cubierto de dadaveres I.os campos de·sn,gloria: queen un parrnfo 
del proyecto se estinguen las cornandancias generales y sc 


-establecen en olro: que es falrn qnc en ninguna nacion del munclo, 
se hay a convertii]o la-clas~ mil itar en pro<f.uctiva, y la cual 
produce ya ala .pat'fia, el inestimable bien d~ la paz con que 
..prosperan ]as dem,as artes, la,s cirrncias y el comercio: qu,e es 
fomentar la. auarquia en que s,e hallan ciertos Estados, el p,re-tender 
que. ellos levanten y mantengan las tropas qne. les plaz,
ca, y,9pnesto alo prevenido espresnme11te por nuestras lcyeg 



42 


fo ndamentalos, y ·por la o-rdenanzn, qt1e recomienda la unidad 
del mando militai:: que los fueros y privilegios que disfruta la 
milicia, los ha gozado en todas las republicas antiguas, en las. 
vit:jas monmv1tias, y ?lQ son opuestos a la esencia de l.as ins-


.titui;ioms f edei•ales, por estar. ademas consignados en la cons 
titucion fedct·al; que el foero privativo de artilleria e ingenie-· 
ros, lo i:eqniere · el ~onocimiento quc debe poseer el juez, en· 
muchos casos, de los principios de dichas armas: que es un 
absurdo pretendeu, que .l~ inenestra y utensilios para los ranchos 
de las tropas, sear~ conducidos en los carros de municiones, 
llamados cajones, asi como no lo es menos,. el autorizar ta-· 
citaruente, que los oficiales de cabi,llleria no tengan ca ball a: que 
l·a fuerza. de diez mil hombres que se ha dado al ejercito, hasido 
si·n caleulo, por la falt~ de conocimiento. de! Sr. Arista en·' 
el modo con que deben pone rse las naeiones en estado de defensa: 
q.ue el menor ntimero de fuerzas permanenles que nec~sita 
la repi1blica en tiempo. de paz, es el de treinta mil hombres, distribuida 
en cantones que cu bran nuestros inmensos litorale& y 
fronteras: que sia una maxima regular, plazas fuertes y fortalezas 
de clase inferior,' la situacion polltic~ de, la republica esdemasiado 
precaria e infeliz: que es un error rnuy grave, 
reconocer poi· plazas foertes trna ciudad abierta, otra media


·namente fortificada, y dos simples eastillos: que la division 

· •de los batallones.en seis compafifas.no es econ6mica; y si opuesta 
a los principios militares, por no poderse practica1· varias 
maniobras indisp ensables en la gnerra: que· se prohibe· 
·nun la·recluta voluntaria, y n renglon seguido se espresa qua 
cl gobierno dara reglamentos par« la recluta: que la repetida 
reclu'ta y reemplnzo cfe las cuerpos permanentes debe hacerse 
por sorteo: que no puede tenev las atribu·ciones de genEt· 
rat 6ri gefe en el ejfrcit0, el presidente de la rep(1blica: que se 
reduce el numero de generates de division aseis, siendo ocho'
J'as comandancias generales que deben servir, y no sa.bemos· 
cuantas las divisiones de! ej,ercito que tambien deben mnndar:. 
·~11~ de doce generales de brigada que se detallan, solo resultan• 


43 


once empleados: que ya la Ordenanza tiene prescritas con mu,. 
oha sabiduria las reglas <J,Ue deben observarse entre los militares 
y las autoridades civiles: que las tropas deben alojarse 
en sus marchas, bajo las regias que previene la Ordenanza: 
que es el estremo del ridfculo y anti-economico, diFprnsar alos 
rnilitaru el uso de su trage, obi igandoles solo, cuando estan 
de servicio: que, los di rec tores de infanterfa, caballeria, artilleria 
e ingenieros, precedidos del gefe <lei estado may~r, deben 
formar la junta directiva de guerra: que es muy limitado 
el numero de oficiales que en el 'proyecto se deta'lla para e1 
scrvicio de las inspecciones: que se ha reducido a nulidad 
el cuerpo de artilleria que no debe cxtinguirse el cuerpo especial 
de estado mayor, que tan utiles servicios presto en la 
ultima campafia: que no sabemos con que generales se ha de 
f6rmar la corte marci&l, si los retirados, en qu.ienes el gobierno 
no tiene mando especial, se niegan a prestar ese servicio:: 
que son ruinosas y contrarias a la industria nacionalT las contratas 
del material de guerra, y opuesto a una sabia politicn,. 
traer el armamento de Europa: que los oficiales ineptos deben 
set· deseclzados de\ ejercito, con licencia·s ab·solutas, y no con 
hon0rifi.cos retiros, concedidos solamente a los benemeritos militares 
que se hayan envejeciJo 6 inutilizado en el servicio dEt 
\as armas: que los examene~ y ascensos dcben verificarse segun 
Ordenanza, y no como pretende el Sr. Arista: que hay mil in
·convenientes para sacar a los militares delincuentes de su ju. 
risdiccion, y que el continuar con ella, no es opuesto a la esencia 
de las insfituciones federales: que ·el sistema de bagages 
que se propane es mas gravoso que antes para la hacienda publica, 
y contrario al secreto de las operaciones militares: que 
los tiros de mulas prua la artillerfa, no son pre:feribles alos de 
caballos frisones 6 de buena alzada: que los tiro~ no se componen 
de siete, sino de seis bestias s iendo la otra de respetci~ 
que los cafioneil de a16 no·pueden ser conducido3 por rn'CJt 
sei> mnla~; que los oficiales tampoco pueden convertirse ea 
conductores particulares de sus equipages; y en fin, <Jne 
oxtinguidas las cvmpaflfos de ambula.ricia1 no hay quien le 



44 


·vante los infelices herldos de Jos campo> de batal'la. 

'!'ales so:i los principa!es puntos de que nos hemos hecho 
·cargo al refutar el proyecto <lei Sr. Arista, sin embargo de no 
-cnntar para la impresiun de esta impugnacion con las gruesas 

rnmas destina<las a los gastos estraordinarios de guerra, rri 

co 11 pin g~i-'!s sobresueldos de quinientos peso.~, como los que 

el Sr. min istro de ta Ila al ·letraio que se encargue de la re<lac


cion cl el c6digo penn'l y de procedirnientos. 

El bien <lei ejercito. y ·su honor torpernente vulnerado por 
.·un general, que mientras que aquel com'liatia por ·todas partes 
contra el e1rnrnigo eslran gero, se lrnllaba distante del peligro: 
es lo qne nos ha puesto la plurna en las manos, para combatir 
'las i:nper tmencias de los que imr una de aquei las anomalias 
muy comunes en -la historia de las naciones, disponen hoy {1 su 

,arbitrin de esta pa'tria cle~graciadn. 
Si el Sr. 'Arista nose cansa c!e.insnltar-·fl cse -sufrido ejerci'
to; si se ha propuesto estinguirlo con ignomin ia, y abandonar 

•la rep{1blica ·afa ferocrdad de! indio salvage, Y'a -las depre<laci<
mes del invasor, nosotros, infatigables en nue-stras tareas, 
mnnifeBtaremo~ al mundo su ·criminal conducta, nunque per 
e!la haya merecido el volo de gracias de una legislatura [ljo 
que en dias no menos i11faustos, dec!ar6 solemnement~., ciue sieie 
eran las do s ~erceras partes de. cioce, para conduc.ir al patibnlo 
al grande hombre, al inmortal Iturbide, que habia hecho 
la independencia de la infortunada Mexico. 
iPermita el cielo qne nuestros trabajos no sean infrnctuows! 
Mexico, Noviembre 30 de 1848.-1._0. 

(:I) La de Tamaulipas. 


~~~~~~aw~: .ma~-~~-; ~-~~· -m1""*~---ml~· ~· mr·:m~~-"'<Jm·~~·· ~~--">'~· ~~-~· m~ 
m~WAWc& mm lLJl ll'Wr!llB~;4 
OUE DEBE TENER EL EJE RCI TO PERMANENTEDE Ll REPUBLICA MEXI 
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562 30 44 222 29 46 28 5i 55 57 50 256 952 755 2664 457 2SG67 
Estado ma~or general del ejercito ••..•••••••••.••.•.•• 
: C~atro Di~la~lones di.' infonlPria lirrera de 8 compaiiias ••• ·•••••

I 
I
D:Pz y SPIS 11lem de linPa de a idPm . 

00 

Od1.o R~rrirnienlo de caLalleria con 4. ~s~u.ad;on~s yS~~~pafii~s·: : 
: rhll~rra•••••• , . , ... , • · •.••.•.•• .. •••...• .• .• 
~ c"7''n.1eros:,.. . • .• • • • . • • • . .• .••.•••••.•••.•• •• 

o Pf:rO m1 dar. . • • • • . • • 
Cuerpo medico militar.•. .' . ."."/ :."...' ,".' .' .':: : : : : : : : : : : : 
Total. . ·: •••.••• , ~ ••• . • , •••••••.•••.• . 

• Se es!ahl cer?n cuatro.eenerales de ejercilo, que mandarim los cnerpos de ejcrcilo. oel !ndo.-En los rren<:'ralrs de division csla incluso Pl 3efc dcl fabclo Mayor rlel piercilo.-En los rrenerales cle br'.1pcla sc 
1m.fu)'Pn los rl1reclo1·rs de las cualro armas; lus qne dehen cornp~er t c I ~t J 1 I I I L · ' I b "" a ore i1 arcra , os q1 1c rnn <<' man1lnr as nrracla•, ek-EI colrrrio milil:ir lo supnnr. mos con cua!ro rompanias de acil'n alnmnns, inc 
u.sos 1·a .Y sarg_cn.tos .-E_n lu.s pror»sores <fel colprrio sr compnPrirla h 1 l'I · · I 
I t " ,r.n oc. o. q_ue.son ; e ' . ~ pr1mnr f>P.r101 o de 111alP111alicas; s~,,.undo periodo cfp id.; lisica, c111imica , rr 
1pogralia, aslronnmia i· rrpo1lrsi:1; arqni 
E'<' ura, rnrrc111rrrn y arhllerra. -En los rnaPslros los de fr" re's I ( I " 11 " L fi d 1 ·u · , ' " mg cs, <' HIJO )' c~w1 na; rn los s11'\'i<'nl <'SSP pon<'n un muionlnmo, odw mozos, un ro1·i11<'ro, un ;1pul nnl!.' de cocina ,. un pici1dnr.a 
uerza e a arti eria esta arreglada al reglamenlo que expidi el rrcneral Paredes en 26 <e Julio <le 4846, Lajo ,,1 pie <le una Plana Ma.) or fl'<:'n<:'r·al, Ires lmlallones de urtilleria, una Lrieada <le a ca Lallo, 
;-~~~~-, -..,.~,..,,..~:"mE=--~.,,· ~..,,,,m.·~,m~m-"""'·· :~~~~-~>.Ka-.... • ~ • • ·-...·sm~pgE!E::·mi·· ~§'J~~--~-~--~-~·'>i':!{m-.,~ · 
)) 

)) 

)) 

4~ 2~ 

nurve compafiias fljas de a pie, trl's compafiias <le ~ros cle ma<'slranz~. dos c11mpaf1ias clel tren cle parqne de arlillrria; arlesam 
elc.-En el cnerpo de ingPnierns Psla incluso el bat n ·11~ zapadorrs, hajo el misrno rerrimrn quc Ins cle infanleria, sirnfo dos COIOJ 
en cuias maniohras rlPLPn in~lrnirse.-Sc delallan a los uliles <le zaparlor<:'s, lrPs carros con winliun cahallns de lirotolro para 
men lo qup se expidio err ,-irl11rl del 1ll'creln di• 12 111 hrrro 1le 846. -Las 1·0111andancias rrenera les, las milil.ires, mayo ias de plaz 
en el ej1ircilo, y que scan digiros <le talcs carrros: <led 1<lose los oficiales <le Eslarlo Mayor, ii las fuuciones cicnlificas pr ias de su . 

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o reros rle mnPslranz~, rlos c11mpaf1ins clel tren de pnrquc de arlilfPrin; arlesanos de filhrica, y empleados cle cuenla y rnzon, y cuarenta carros de parque, 
a Ion ·11" zapadorPs, hajo el 111is1110 rei:rimrn quc los cle inranlerin, sienHo 1los compaiiias tie ponlonrros q11e dehrrim lPner dns equipages de puenle de campniia, · · 
ra los uliles tic zapnclorPs, (J·ps carros 1·11f1 \rinliun cahallns de liro olro para un 1·0111ludor.-EI currpo me<lirc rnilitnr harlt su servicio conforme al rrffla-,' 
u •chrrro 1le 846. -Las C'omantlancias rrrnerales, las mililare~, 111ayn ias tie plaza, inspecciones etc" no emplea<los , ~

se formarim ron Ins oficialcs necesarios -· 
<l an<luse los oficiales de Es!aclo Mayor' a las fouciones cicnlificas pr ias <le SU inslilulo.-!llexico, No,·iembre 50 <le ~ 848.-J. o. ' ~ 

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